En la Tierra a viernes, noviembre 22, 2024

Los leones del Congreso ya no verán más investiduras este año

Gran presencia de periodistas en la segunda sesión de investidura de Mariano Rajoy. FOTO: Alicia Vela

La Plaza de las Cortes ha vivido este 2016 una inusitada actividad. Lleva casi un año viendo desfilar partidos políticos y diputados, nuevos y veteranos, periodistas, unidades móviles y curiosos. También apertura y clausura de cortes y sesiones de investidura. Pero este jueves, si la Plaza de las Cortes o los leones que adornan las puertas del Congreso pudieran decirnos cómo se sienten, nos dirían que están relajados después de mucho tiempo. Concretamente, 312 días, que son los que lleva España con un gobierno en funciones.

La actividad política española vive una situación convulsa desde el pasado 20 de diciembre, fecha de las primeras elecciones generales de esta temporada. Desde entonces hasta hoy, ya conocemos la historia: Pedro Sánchez se presentó a una investidura que fracasó, después de que Mariano Rajoy no aceptara el encargo de Felipe VI para formar gobierno, la situación política quedó más bloqueada, los partidos no encontraban puntos comunes en los que fundamentar sus acuerdos (aunque se ha sucedido alguno que no ha funcionado, como el del PSOE y Ciudadanos). Después, volvieron a repetirse las elecciones (y con ellas, los resultados de diciembre), los partidos no se pusieron de acuerdo otra vez (menos Ciudadanos, que está vez eligió al PP para pactar algunas ‘medidas de investidura’) y Mariano Rajoy se presentó a otra investidura que perdió. Finalmente, el candidato por el Partido Popular repite investidura estos días, y previsiblemente conseguirá ser investido presidente. Y lo consigue por un bajo precio y prácticamente sin mover un dedo, puesto que el único acuerdo que ha conseguido cerrar fue con Ciudadanos, y porque comparten naturaleza.

El precio más caro que se va a pagar por hacer presidente a Mariano Rajoy será, paradójicamente, el del Partido Socialista. Tras su harakiri público el primer fin de semana de octubre durante el Comité Federal en el que PP, PSOE y Ciudadanos se cobraron la cabeza del secretario general del partido, Pedro Sánchez, el Partido Socialista decidió que se abstendría en la segunda sesión del debate de investidura de Mariano Rajoy que se celebra estos días.

Congreso para subir

Pero la segunda votación no llegará hasta el sábado, y aunque en la de este jueves no salga el resultado que el PP desearía (al partido le faltan 6 escaños para tener la mayoría, aún con el apoyo de Coalición Canaria y Ciudadanos), la situación se ha tranquilizado ante la perspectiva de tener un gobierno por fin. No obstante, algunos diputados llegaban esta mañana al Congreso menos tensos que otros.

La mayoría de los que han elegido entrar a pie y por la puerta principal, la de la Carrera de San Jerónimo, eran populares: Xavier García Albiol, Pablo Casado, Jesús Posadas o Rafael Hernando, y algunos (Casado, vicesecretario de comunicación del Partido Popular, por ejemplo), se paraban gozosos a hablar con los periodistas que los reclamaban, una actitud que nada tiene que ver con la aversión del partido en general a los medios. Los diputados del PP entraban, aparte de relajados, triunfadores: saben que han salido victoriosos de la situación política más comprometida que ha vivido España desde la Transición.

De los diputados del PSOE, por la puerta principal, ni rastro. Y al que más se esperaba entre los periodistas, Pedro Sánchez, ha evitado dar ‘espectáculo’ entrando por la puerta trasera, al contrario que en la jornada de ayer, cuando sí habló con la prensa para recalcar su ‘no’ a Rajoy pero no desvelar qué hará el sábado: si se abstendrá o mantendrá el ‘no’ que le ha costado el puesto. “El sábado será otro día”, dijo.

Pablo Iglesias y Albert Rivera tampoco han escogido la entrada principal para acceder al Congreso de los Diputados. De Podemos sí han podido verse diputados entrando por el mencionado acceso: Íñigo Errejón y Carolina Bescansa, por ejemplo.

Parece que la actualidad política ya sólo interesa a los que siempre ha interesado: los propios políticos y los periodistas. El hartazgo de la población del que tanto se ha hablado durante estos meses parecía hacerse patente a las puertas del Congreso. Pocos eran los curiosos (casi podían contarse con los dedos de una mano) que habían decidido acercarse para ver llegar a los políticos a diferencia de las sesiones de investidura anteriores (recordemos, es la tercera este año). Los transeúntes que pasaban por allí no dirigían su mirada hacia la nube de periodistas plantados a las puertas ni a los diputados, ni siquiera cuando pasaban por allí al mismo tiempo que entraban las caras más conocidas de los partidos políticos predominantes.

El tráfico discurría con normalidad porque la calle no se había cortado y la presencia policial era discreta. Entre los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado sí había, esta vez, un ambiente distendido.

Con la llegada de Mariano Rajoy en coche, a las 09.00, finalizaba la expectación de la prensa en la Plaza de las Cortes y los periodistas apostados fuera comenzaban a dispersarse. La función pasaría a desarrollarse ahora de puertas para dentro.

Seguiremos Informando…

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