En tiempos de reivindicación de la igualdad de género y donde las nuevas generaciones cada vez están más concienciadas con la equidad de las mujeres, sorprende ver en la televisión en abierto programas como Granjero busca esposa. El formato que esta temporada ha estrenado su quinta edición -y nuevo presentador con Carlos Lozano- ha profundizado –más si cabe- sus conductas machistas y vejatorias contra lzs concursantes generando en muchas ocasiones situaciones vergonzantes y que reflejan conductas totalmente reprochables.
Para quien no haya visto Granjero busca esposa les podemos contar que es un programa en el que un grupo de chicas son trasladadas a vivir con un granjero durante algunas semanas y todas ellas compiten por ser la elegida como pareja del anfitrión. Es un formato de relativo éxito en el resto de Europa y en especial en la televisión alemana, pero que Mediaset ha adaptado a sus señas de identidad.
De esta manera, donde debería haber un grupo de señoras de mediana edad que efectivamente buscan a su media naranja en el mundo rural, encontramos a un grupo de muchachas con cuerpo de modelos que odian la vida en el campo y que solo piensan en salir bien en cámara. Del otro lado, donde en condiciones normales habría un granjero que fervientemente espera encontrar pareja entre las concursantes, hay un gañán misógino que intenta liarse con todas las candidatas antes de tomar su esperada decisión.
Y en el medio de toda esta esperpéntico concurso encontramos a madres que degradan a las candidatas –y una retahíla de parientes y amigos- porque supuestamente no dan la talla para ser las mujeres de sus hijos. Para nadie es un misterio que el mundo rural es machista, pero no es menos cierto que este programa profundiza en estos estereotipos –el del macho rural y el de la hembra servil- y los lleva hasta extremos insospechados con el único fin de crear situaciones supuestamente divertidas y jocosas.
Pero falla. El programa no es ni gracioso ni divertido. Los machistas granjeros no hacen más que humillar y reírse de sus pretendientes y lo peor de todo es que da la impresión de que todas las situaciones nacen en la mente de los guionistas del programa. Es decir, son vejaciones y humillaciones buscadas y provocadas por el propio formato. Definitivamente Grajero no busca una esposa, sino que prefiere una esclava.