Especialistas cirujanos y hepatólogos de toda España participan en la décimo tercera Reunión Nuevas Artes, una jornada organizada por Novartis en Sevilla cuyo objetivo fundamental es el debate y la puesta en común de las últimas novedades en la investigación y abordaje del trasplante hepático. El encuentro, que congrega a expertos del panorama médico nacional, pone de relieve experiencias y técnicas sobre el abordaje pre y post operatorio de pacientes con trasplante hepático con el propósito de mejorar la tasa de supervivencia y la calidad de vida de estas personas. La XIII Reunión Nuevas Artes se ha convertido en un referente nacional para especialistas cirujanos y hepatólogos de todo el país, que comparten y analizan las últimas investigaciones del área en una jornada formativa.
En palabras de la Dra. Gloria Sánchez Antolín, coordinadora de Nuevas Artes y Jefe de Unidad Aparato Digestivo y Hepatología del Hospital Universitario Río Hortega, “en esta Reunión de Nuevas Artes los expertos van a plantear el estado del arte y su experiencia en los problemas del paciente trasplantado desde el momento en que entra en lista de espera hasta el seguimiento a largo plazo, siendo conscientes de la importancia de abordar todos los aspectos, incluyendo los inmunológicos, para mejorar los resultados”.
Por su parte, el Dr. Miguel Ángel Gómez Bravo, coordinador de Nuevas Artes y Jefe de Equipo de Cirugía Hepato-Bilio-Pancreática y Trasplante Hepático del Hospital Universitario Virgen del Rocío, determina que la celebración de una nueva edición de Nuevas Artes facilita “realizar un encuentro entre expertos nacionales del trasplante hepático, quirúrgicos y médicos para intercambiar opiniones basadas en la experiencia acumulada con los años dedicados al trasplante de hígado”.
El especialista indica que durante el encuentro se abordan “temas de actualidad, como los nuevos biomarcadores de rechazo y de hepatocarcinoma, y aspectos éticos, a la par que controvertidos, del trasplante hepático”. Asimismo, el Dr. Gómez Bravo apunta que la novedad más destacada de esta edición “radica en la presentación de situaciones clínicas, en ocasiones frecuentes y en ocasiones raras, que permitirán mediante formato interactivo hacer una puesta al día y debatir sobre las diferentes opciones terapéuticas posibles”.
Como en otras ediciones, en la jornada se establecen pautas de minimización del tratamiento inmunosupresor, así como de la revisión de los factores de riesgo cardiovascular y renal del paciente trasplantado o el manejo del trasplante en los tumores hepáticos. Disminuir las complicaciones técnicas durante la operación, los problemas biliares y las dificultades asociadas a la inmunosupresión son algunos de los desafíos para mejorar la supervivencia y calidad de vida a largo plazo de los pacientes. Así, la reunión desarrolla varias ponencias, dos de ellas sobre biomarcadores e inmunosupresión y la revisión molecular y manejo clínico del hepatocarcinoma, y un ‘workshop’ sobre el trasplante de hígado dividido en diferentes apartados al que sigue un debate entre los especialistas asistentes. Además, tiene lugar una ponencia magistral sobre la aplicación de las nuevas tecnologías de Big Data a la medicina hepática y una mesa con expertos sobre los aspectos éticos y controversias que genera el trasplante hepático.
Una intervención quirúrgica con una esperanza de vida en constante superación
En los últimos años, la técnica quirúrgica, anestésica y los cuidados peri-operatorios del trasplante de hígado han evolucionado de forma notable, tal y como señala el Dr. Manuel Rodríguez Perálvarez, especialista en Aparato Digestivo en el Hospital Universitario Reina Sofía. “Las complicaciones post-quirúrgicas se han visto reducidas de manera considerable, con la consecuente prolongación en la esperanza de vida de nuestros pacientes. Aproximadamente el 70%-80% de los pacientes sometidos a trasplante hepático en España sobreviven más allá de 5 años, y no es inusual encontrarse con pacientes que mantienen una vida completamente normal más allá de los 15 años tras el trasplante”, afirma. No obstante, no hay lugar para la autocomplacencia, ya que, según indica el propio especialista “a pesar de ello, los pacientes trasplantados siguen teniendo una esperanza de vida más corta que la población general. En un estudio noruego se ha calculado que el exceso de riesgo de mortalidad es de hasta el 30% a 10 años. Tenemos margen de mejora y aún debemos continuar optimizando nuestra asistencia a los pacientes trasplantados de modo que su horizonte de vida sea comparable al de la población general”.
Tras un trasplante hepático, el paciente necesita medicación durante toda su vida. Es por ello que es imprescindible aplicar programas de seguimiento que controlen el tratamiento. En estos planes multidisciplinares, en los que intervienen diferentes especialistas, se vigilan los factores de riesgo. El Dr. Juan Carlos García-Valdecasas, Jefe del Servicio de Cirugía General y Digestiva, Hepatobiliopancreática y Trasplantes del Instituto Clínic de Enfermedades Digestivas y Metabólicas, afirma que “la labor en equipo es absolutamente necesaria. Si no fuera por ella, no tendríamos los resultados que tenemos a largo plazo. El tratamiento post-operatorio es primordial, pero más importante es el seguimiento para evitar las complicaciones habituales de la inmunosupresión a largo plazo”. Además, continúa, “la aparición de tumores de novo, las complicaciones cardiovasculares, como la hipertensión, y las metabólicas, como la diabetes, y la insuficiencia renal, deben de ser seguidas de forma muy estrecha para poder detectarlas cuanto antes y minimizar las consecuencias de su aparición. Es básico un seguimiento del paciente trasplantado a largo plazo, ya que la calidad de este seguimiento incide de forma directa en los resultados globales del grupo”.
Esta cooperación multidisciplinar se ve reflejada no solo en el proceso post-operatorio del trasplante hepático, sino también en el pre-operatorio. Se trata de un procedimiento en el que participan especialistas de distintos ámbitos, como anestesistas, cirujanos, hepatólogos o intensivistas. En la XIII Reunión Nuevas Artes se consensuan protocolos de actuación para quienes participan de la evolución del paciente. Para la Dra. Gloria Sánchez Antolín la intervención de las diferentes disciplinas “es fundamental en un procedimiento tan complejo como el trasplante la coordinación y puesta en común de problemas y opciones terapéuticas, para conseguir de esta manera los mejores resultados para el paciente. Los problemas en el trasplante varían a medida que adquirimos más experiencia con este procedimiento y el análisis conjunto de los problemas que surgen permite mejorar la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes”.
La inmunosupresión personalizada como respuesta a las complicaciones post-operatorias
En Nuevas Artes los especialistas del área hepática abordan diversas metodologías clínicas, haciendo especial hincapié en el uso de biomarcadores predictivos de respuesta al tratamiento inmunosupresor y en los pronósticos del riesgo de rechazo en pacientes trasplantados. El Dr. Rodríguez, explica que “el tratamiento inmunosupresor es un determinante fundamental pero tiene un doble filo. Por un lado, el tratamiento inmunosupresor permite que el paciente no rechace el nuevo hígado, por tanto es completamente necesario desde el mismo momento del trasplante, y debe mantenerse de por vida. Pero, por otro lado, deprime el sistema defensivo, lo cual hace más vulnerables a los pacientes frente a infecciones, eventos cardiovasculares (infartos, ictus…) y cáncer. Éstas son las causas fundamentales de que los pacientes trasplantados enfermen y después fallezcan precozmente”.
Para minimizar los efectos secundarios del tratamiento inmunosupresor, el experto apunta a los últimos avances revelados en investigación, ya que “numerosos estudios han demostrado que utilizar una dosis más baja de inmunosupresores es posible en muchos pacientes, lo que hace que tengan menos complicaciones. De ahí surge la idea de la inmunosupresión personalizada, es decir, darle a cada paciente sólo y exclusivamente lo que necesita, de modo que mantenga un hígado sano y no desarrolle toxicidad. Se trata de una delicada balanza difícil de mantener en equilibrio, pero cada vez disponemos de más herramientas para continuar mejorando”.
Por vigésimo cuarto año seguido, según los datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), España ha mantenido su liderazgo mundial en trasplantes de órganos. El año pasado se hicieron 4.769 trasplantes, 1.162 de ellos de carácter hepático. Asimismo, la organización ha revelado que los datos provisionales del primer semestre en nuestro país han continuado la misma tendencia. Para el Dr. Juan Carlos García-Valdecasas “la donación en España sigue estando al más alto nivel.
Según los informes presentados por la ONT este año rozaremos casi los 50 donantes por millón de población, contando con los donantes a corazón parado. Eso es una cifra extraordinaria. En estos momentos estamos experimentando un aumento muy significativo en relación con este tipo de donantes a corazón parado, que además se han mostrado muy eficaces, si se extraen en las condiciones adecuadas”.
Sin embargo, aunque España tiene el índice de donación más alto del mundo, con una tasa de 40,2 donantes por millón de población, el desfase entre el número de pacientes que requieren un trasplante hepático y el número de donantes aumenta la mortalidad en la lista. Según el Dr. Gómez Bravo, aunque “el trasplante hepático en España se considera una opción terapéutica consolidada desde hace años, uno de los principales retos viene de la mano de la escasez de órganos, lo que genera una disparidad entre la oferta y la demanda. Esto ha obligado el diseño de nuevas estrategias de donación, como la donación de vivo, split, o el uso de donantes no convencionales.
Entre las alternativas hoy en día más en desarrollo en nuestro país es la donación en asistolia, situación que está permitiendo aumentar el número de potenciales donantes y el número de injertos válidos para ser implantados. Además, el soporte de máquinas que sotienen la oxigenación de los órganos, para aliviar la agresión surgida durante los procesos de parada cardíaca o limitación del esfuerzo terapéutico, está permitiendo realizar implantes de órganos e buena calidad y con buenos resultados de supervivencia”, finaliza el especialista.