El Día de San Valentín genera controversia. Mientras que los algunos enamorados se juran amor eterno a la luz de las velas, la mayor parte de los millennials rechazan el consumismo que se genera en estas celebraciones. Para muchos singles y también parejas, estás dosis extra de demostraciones públicas de afecto resultan obsoletas. Para ayudar a quienes odian San Valentín, ViajerosPiratas ha seleccionado algunos de los lugares menos románticos del mundo.
- Donde San Valentín es pecado. Para estar seguro de escapar a rosas rojas y corazones de chocolate, ¿por qué no visitar un lugar donde la fiesta está prohibida? Belgorod, una ciudad de 370.000 habitantes en Rusia occidental, prohíbe cualquier celebración de día de San Valentín por creer que entra en conflicto con los valores morales rusos. La población local cree que San Valentín alienta la libertad sexual y enturbia la posibilidad del amor verdadero. No verás decoraciones en forma de corazón en los escaparates ni tendrás que reservar mesa con meses de antelación en un restaurante, porque aquí el día de San Valentín es oficialmente ilegal.
- Con olor a huevo podrido. Si quieres huir del olor de rosas y perfume que inundará el ambiente por San Valentín, ViajerosPiratas te recomienda visitar Rotorua, en Nueva Zelanda, también conocida como “La Ciudad del azufre”. Rotorua no es sólo famoso por sus espectaculares géiseres sino por su tremendo olor a huevo podrido. Este aroma tan poco romántico proviene de su rica actividad geotérmica y su alta concentración de azufre.
- ¿Sabes cuántos microbios se transmiten en un beso? Para quienes quieran arriesgarse a descubrirlo, ViajerosPiratas recomienda visitar Micropia, el primer museo interactivo del mundo dedicado a los microbios. Ubicado en el Zoológico Artis Royal en el corazón de Ámsterdam, Micropia acoge miles de microorganismos –y cuenta con un “Kiss-o-Meter”, una máquina futurista que te ofrece la posibilidad de comprobar en directo cuántos tipos diferentes de microbios y bacterias se intercambian en un beso. ¡Una excelente manera de poner tu relación a prueba… de la ciencia!
- No tendrás que poner ojitos. Para quienes quieran huir de las intensas miradas a los ojos, un club de Londres “Proud East” propone pasar el día de los enamorados jugando al ping pong o al billar en la oscuridad. El club invita a todos aquellos que odien San Valentín, ya sean solteros, parejas, los “es complicado”…a compartir esta velada de forma original. Se instalarán luces UV para ofrecer un mínimo de visibilidad y no terminar la noche de San Valentín en la sala de urgencias.
- Sólo para singles. Madrid acoge uno de los restaurantes favoritos de los singles. El Pele Mele tiene teléfonos en cada mesa para que los grupos de comensales puedan flirtear unos con otros e invitarse a copas o chupitos. Prohibido asistir en pareja, a no ser que vayas a abandonarle.
- Con babero y aliento a cebolla. Los calçots, comida típica en Cataluña, están en plena temporada y comerlos es toda una prueba de habilidad. Esta deliciosa variedad de cebolla se asa a la brasa y se come con las manos, por lo que lo normal es terminar con los dedos negros y utilizar grandes baberos para no terminar hecho unos zorros. Eso sí, el aliento a cebolla no te lo quita nadie.
- ¿Conoces la ciudad menos romántica del mundo? La falta de romance está asegurada en Charleroi, famosa por ser “la ciudad más fea de Bélgica”. Allí podrás tomar el “Tour de aventura de Charleroi” y decidir por ti mismo si esto es cierto o sólo un ejemplo del sentido del humor belga. La web de la empresa organizadora del tour lo anuncia como: “La ciudad industrial más increíble de Europa y la ciudad más fea del mundo según una reciente encuesta”. Charleroi ofrece una amplia gama de atracciones emocionantes. Disfruta de un safari urbano y descubre el lugar donde se suicidó la madre de Magritte, el “metro fantasma”, o la calle más deprimente de Bélgica
- De botellón y acampada en un cementerio. La Abadía de los Dam en Aranjuez ofrece la posibilidad de instalar tu tienda de campaña entre las tumbas de un terrorífico cementerio y pasar la noche jugando a juegos de terror. Además, puedes llevarte tu propia bebida y ellos te ponen la barra libre de refrescos, el hielo y los vasos. Menos romántico imposible.
