En Madrid ha tenido lugar la Jornada “Innovación en centros privados: caminando hacia 2018” celebrada en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. El encuentro ha sido organizado por la Fundación IDIS, junto con Farmaindustria, ASEBIO (Asociación Española de Bioempresas) y FENIN (Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria).
En la jornada se ha puesto de manifiesto la mayor participación de los centros asistenciales de titularidad privada en ensayos clínicos en los últimos años. De hecho, tal y como asegura Amelia Martín Uranga, responsable de la Plataforma de Medicamentos Innovadores de Farmaindustria, “en el 48,1% de los ensayos clínicos realizados en 2015-2016 hubo participación de algún centro privado, frente al 36,2% del periodo 2004-2009”.
También destacaban los avances realizados en el diagnóstico in vitro, como ejemplo de innovación para mejorar la asistencia de los pacientes y la utilización eficiente de los recursos. Para Adolfo Fernández-Valmayor, presidente del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS), “es necesario realizar una apuesta decidida por la innovación para que nuestro sistema compita con los mejores del mundo. Planificar estratégicamente y apostar por los beneficios que trae consigo la innovación es lo que nos hará protagonizar el futuro; para ello, nada mejor que impulsar un pacto por la sanidad y la innovación que contemple a todos los agentes implicados del sector. Solo si seguimos estos pasos podremos dotar de sostenibilidad y solvencia a nuestro sistema sanitario”.
Este debate surge a raíz de que la Unión Europea (UE) se haya propuesto aumentar la inversión global en I+D hasta el 3% de aquí a 2020. Hasta el momento tan solo 6 países lo han conseguido o están a punto de hacerlo, mientras que España se encuentra muy alejada de este objetivo (en el 1,22% del PIB según datos de la Oficina Europea de Estadística-Eurostat). Sin embargo, nuestro país está realizando esfuerzos para cumplir con los criterios económicos que marca la Unión Europea y trabajando en la incorporación progresiva de la innovación, no sólo en el área del diagnóstico, sino también en la de la terapéutica. Y, en el sector privado, es ya una práctica habitual.
En concreto, según los últimos datos del Proyecto BEST de Excelencia en Investigación Clínica de Medicamentos en España, impulsado por la industria farmacéutica, en los últimos años se ha incrementado la participación privada tanto en el número de ensayos clínicos como en el de participaciones de centros.
A la hora de participar en ensayos clínicos, los centros privados tienen mayor presencia en las fases tempranas de la investigación que son aquellas que requieren una mayor especialización y complejidad, sobre todo en áreas como la oncología, que representa el 47,3% de todos los ensayos donde existe iniciativa de centros privados. Otras áreas con presencia relevante de centros privados son aparato respiratorio (9,7%), inmunología (7,5%), hematología (5,4%) y cardiovascular (3,2%).
Por otro lado, la investigación clínica ve reducidos sus plazos de puesta en marcha cuando intervienen centros privados, sobre todo tras la entrada en vigor del nuevo Real Decreto según los datos expuestos por Martín Uranga. De esta forma, los ensayos clínicos que cuentan con la participación de algún centro privado se ponen en marcha en un plazo medio de 126 días, frente a los 139 de los ensayos desarrollados al 100% en centros públicos; una diferencia que también se refleja en el tiempo medio para reclutar al primer paciente (35 días frente a 47).
El secretario general de la Fundación IDIS, Luis Mayero, ha clausurado la Jornada junto con Elena Andradas, directora General de Salud Pública, Calidad e Innovación del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, quien ha querido resaltar el hecho de que vivimos una situación de emergencia que requiere altura de miras y un acuerdo global que implique a todos los integrantes de la cadena de valor de la sanidad independientemente de la titularidad que cada cual ostente.
“Hay que desarrollar planes estratégicos de compra tecnológica, biotecnológica o biofarmacéutica que contemplen una visión no cortoplacista, sino todo lo contrario, y tengan en cuenta todas las variables e indicadores de eficacia, eficiencia y efectividad para el conjunto del sistema. Es importante que tengan en el centro de sus objetivos al paciente y al profesional sanitario y que sustenten las decisiones en datos provenientes de la evidencia científica en su más amplia acepción”, concluía Mayero.
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