Magnus Jern, socio fundador de TAPP Water, nos da su opinión sobre el turismo medioambientalmente más sostenible.
España es el tercer país más visitado del mundo. En 2016 batió su récord atrayendo a más de 75,3 millones de turistas, un 9,9% más respecto a 2015. Un dato extraordinario pero que puede quedarse pequeño en breve. En el primer trimestre del año se desplazaron a España 12,9 millones de turistas extranjeros, un 9,3% más que hace un año según datos del INE. Sin duda, una excelente noticia para la economía y la creación de empleo, pero que deja tras de sí un elevado impacto medioambiental del que poco o nada se habla.
Tras las emisiones de CO2 de los aviones y coches que transportan a esta masa turística, la mayor huella medioambiental del turismo proviene del consumo de agua y de los residuos plásticos. Y es que, debido al calor y al mayor consumo de agua que se suele realizar al estar fuera de casa de vacaciones, las cifras de consumo pueden alcanzar los 440 litros diarios. Esto es más del doble de lo que los habitantes españoles consumen de media al día en sus hogares, y tiene especial impacto en las regiones de España en las que existe escasez de agua.
Además de esto, el turismo genera una gran cantidad de residuos, y en particular de residuos plásticos. 75,3 millones de turistas con una estancia media de 5 días, consumiendo entre 2 y 3 botellas de agua por día, suponen unas 940 millones de botellas de plástico anuales, o lo que es lo mismo, el equivalente a un tercio de la extensión de la ciudad de Barcelona cubierto de plástico. Y eso, teniendo en cuenta únicamente las botellas de agua. Otros plásticos como los refrescos, zumos, cremas solares y productos para el cabello implican una cantidad similar de residuos, según apunta Eurostat. Ahora bien, ¿dónde va a parar todo este plástico?
El plástico es la principal amenaza de nuestro ecosistema marino
Muchos de los turistas no se preocupan y tiran la basura directamente al mar, en las playas, parques o en la ciudad, contaminando el agua y la tierra. De hecho, a día de hoy el plástico es la principal amenaza de nuestro ecosistema marino debido a la combinación de contaminación directa e indirecta. Sin embargo, la mayor parte del residuo termina en vertederos, donde tarda entre 400 y 1.000 años en descomponerse. La basura que generamos hoy estará presente por tanto a lo largo de muchas futuras generaciones. Lo más preocupante es que en los últimos 10 años hemos producido más plástico que en todo el último siglo y, sólo en el mejor de los casos, esta basura llega a reciclarse. Anualmente se generan en España 2.151 kt de residuos plásticos: el 34% de ellos se reciclan, 17% son valorizados energéticamente y un alarmante 49% terminan en el vertedero según los datos recopilados por Cicloplast.
España debería tomar cartas en el asunto en pos de un turismo más sostenible. Esto incluye promover el uso de formas de transporte más amigables con el medio ambiente dentro del país, impulsar que hoteles y restaurantes ofrezcan agua del grifo siempre que sea posible, favorecer iniciativas para el ahorro de agua y promover la cultura de las 3R, o lo que es lo mismo, Reducir, Reutilizar y Reciclar, tanto en el turismo como en la vida ciudadana.
Una alternativa es inspirarse en ciudades como San Francisco o Singapur, que han tomado el liderazgo en la reducción de residuos plásticos, o en países como Francia, donde el gobierno ha aprobado una nueva ley que será efectiva en 2020 y que tiene por misión abolir todos los vasos, cubiertos y platos de plástico que no provengan de materiales orgánicos o no se puedan transformar en compost.
Desde TAPP Water somos muy conscientes de la problemática medioambiental a la que nos enfrentamos y también queremos aportar nuestro granito de arena promoviendo soluciones para obtener un agua de grifo limpia de manera fácil, asequible y sostenible, con el objetivo de reducir los residuos plásticos. En 2016 ya logramos reducir 75.000 botellas de desechos plásticos. Para este año nos hemos propuesto elevar esta cifra hasta las 10 millones de botellas, entre todos y con un simple gesto: beber agua del grifo.