Hace muchos años que los suecos se inventaron una nueva forma de amueblar nuestros hogares (casas en aquel entonces)… Por poco más de un desayuno, nos daban de comer y cenar, habían inventado un método infalible: ‘con virutas y mucho diseño ocuparemos todos los mercados del mundo’. Dicho y hecho. Primero en Canarias, y después en la expansión mundial de comer arenque, cayeron en las tierras españolas, en las que por cierto, y desde una pequeña aldea vasca, les sale la competencia del ‘IKEA español’ (MUEBLESLUFE.COM). Vendiendo complementos STRÜJÈNBÁJËN, llenaron todas nuestras casas y cocinas, allí donde vayas encontrarás una imitación de pinzas, o una mesilla, o un guante que se derrite de amor en nuestras manos, con nombres impronunciables.
Mi amiga la loca de la buhardilla, se trajo desde Estocolmo una mesa de veinte euros, y pagó cien por el traslado. A los pocos meses se enamoró de una joven de la zona y tuvieron un hijo, luego otro, y se quedaron con los otros dos de anteriores casamientos. Ante tal alegría, decidieron irse a IKEA a celebrarlo. Compraron una cocina, esto no lo entiendo, pero la diseñaron, decidieron y pagaron (por adelantado). Los de IKEA le mandaron a los que la montan y la arman, y armaron la Batalla de Bornhöft. Una épica que recuerdan los comedores de salmones de la zona. Comentamos la jugada entre hermanos, primos, y decidimos decírselo a la IKEA Communication corporate in sepulto. Silencio se rueda. La cocina se cae, la Comunicación se ha perdido, el marketing mató a la estrella de las ventas, y todo anda manga por hombro. En una de las tiendas de la marca sueca nos comentaban que se habían equivocado con la empresa de montaje, y, que lo solucionaban, pero que al que le hubiese tocado, ajo y agua…
Esto nos lo contaba un compañero que está sufriendo desde hace meses a los de muebles de cocina de IKEA, lo contamos porque es muy significativo del estado en el que se encuentran los suecos, que empiezan a resentirse en su liderazgo en el mercado. Baja calidad, cuando no inexistente, diseños repetidos hasta el aburrimiento, inundación de mercado, branded content de tv… ¡Todo igual, nada cambia!
