Era una edición especial y “casi me atrevería a decir que histórica” de la Conferencia Anual de la Asociación de Medios de Información (AMI). Así iniciaba su discurso Javier Moll, presidente de la refundada AEDE, durante la tradicional jornada donde la patronal -antes de la prensa tradicional y ahora abierta a todos los soportes- hace balance de la situación del sector con la presentación del famoso Libro Blanco de la Información. Bajo la constante defensa del periodismo riguroso y de calidad, Moll ha sacado pecho de la necesaria y positiva transformación de la Asociación para adaptarse a una nueva realidad donde internet lo ha cambiado todo.
El también presidente de Editorial de Prensa Ibérica ha mostrado públicamente la intención de la patronal de acercar posturas y afianzar relaciones con los gigantes digitales, puesto que “no queremos vivir a espaldas de Google o Facebook”. Sin embargo, en cualquier caso la premisa es hacerlo pero poniendo en valía los contenidos ofrecidos por los medios. A imagen y semejanza de la televisión de pago -que ha vivido un amplio crecimiento- la AMI persigue desde hace años normalizar entre los usuarios el famoso paywall que si bien está teniendo cierto éxito entre la prensa regional en el caso de las grandes cabeceras nacionales los intentos de implantación han fracasado en toda los casos.
La AMI mira al próximo año con cierto optimismo respecto el mercado publicitario tras cerrar un decepcionante 2017 donde por primera vez en 29 años el PIB y el consumo han crecido mientras que la inversión de esta partida se ha contraído. El último trimestre del año ha terminado por consolidar los malos augurios que se certificaron con los datos recopilados hasta septiembre. No obstante, la patronal celebra el crecimiento de los lectores hasta los 1,9 millones el pasado año junto con la entrada en números negros de las cifras netas de negocio de los asociados de AMI.
En total 228 medios, 118 títulos en papel y 218 en soporte digital forman en la actualidad la AMI. La patronal también ha apuntado al crecimiento de los ingresos digitales como base (principalmente en la prensa deportiva más que en la generalista) para paliar la caída de las ventas en papel que según los datos recogidos habría bajado en 2016 de los dos dígitos negativos para acercarse de media a un retroceso del 5%.
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