Aumenta la preocupación por la marcha definitiva del Mobile World Congress (MWC) de Barcelona. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; el president del Parlament, Roger Torrent; y la Generalitat en pleno, rehusaron asistir al acto previo a la cena inaugural del evento, donde se recibía al Rey Felipe VI. Una estrategia política de gran impacto en el que sin lugar a dudas han participado los departamentos de comunicación de las instituciones mencionadas. De esta manera, Colau, Torrent y toda la Generalitat lanzan un mensaje claro: no al Rey. La decisión de los ausentes ha sido considerada por políticos de otras formaciones y por directivos de las compañías que acudieron al evento como “un desplante”.
No participaré en la recepción protocolaria del Rey, lo que coloquialmente se conoce como “el besamanos”. Sí que participaré en la cena y en la inauguración del Mobile World Congress. Aquí explico los motivos https://t.co/olTgTuX8Ad pic.twitter.com/DcYwrJtBwS
— Ada Colau (@AdaColau) 25 de febrero de 2018
Colau admitió no ir al acto conocido como “besamanos” en señal de protesta por lo ocurrido el 1-O, y los recortes a la libertad de expresión, aunque al mismo tiempo apunta que “Barcelona está preparada para una nueva edición del MWC que promete ser un éxito. Somos una cidad abierta al mundo, cosmopolita, orgullosa de su diversidad e innovadora. También somos una ciudad comprometida con la libertad de expresión, la paz y los derechos humanos, y por ello pedimos respeto”, apuntó Ada Colau desde Twitter.
Este gesto se ha sumado a los actos de protesta que se fueron desarrollando a lo largo de todo el día de ayer, donde partidarios de la independencia de Cataluña se manifestaron, en algunas ocasiones de manera masiva, contra la llegada del monarca. Sin embargo, no son estas protestas las que han preocupado a directivos y políticos contrarios a la independencia, acostumbrados a que un evento multitudinario como el MWC despierte reacciones contrarias entre la población. Lo que les parece verdaderamente preocupante es que, en esta ocasión, esas protestas se hayan visto reforzadas desde las propias instituciones al no asistir al acto de bienvenida del Rey.
El Mobile lleva celebrándose en Barcelona desde el año 2006, pero solo este año ha existido una amenaza real de que los organizadores rechazaran la Ciudad Condal como lugar de destino. Entre las razones que se argumentaban se encontraba la falta de estabilidad política en la región, motivada por el desafío independentista. Ante tal coyuntura, y ante el peligro de que el MWC no se celebrara en la capital catalana, fue la propia alcaldesa de Barcelona una de las personas que más peleó para que el Mobile se quedara en casa, intentando demostrar que el contexto político de la ciudad y de Cataluña no eran un problema para la realización del evento. Es por eso, que después del esfuerzo realizado por parte de las instituciones catalanas por mostrar una imagen de estabilidad, algunos encuentren sorprendente la decisión de la alcaldesa de no acudir al acto de recibimiento del Rey, evidenciando la tensión entre ambas instituciones, Corona y Ayuntamiento.
El reto que se le plantea ahora a la Comunicación de los políticos ausentes ayer es endemoniadamente complicado. Por un lado, Ayuntamiento y Generalitat, deben convencer a su electorado de su rechazo a una institución como la Corona, pieza clave en la imagen exterior de España, y gran protagonista ayer en la inauguración del evento. Por otro, y al mismo tiempo, deberán convencer, no solo a la población, sino a los promotores del MWC, del gran acierto que ha supuesto la reelección de Barcelona para su celebración. Pero el “desplante” al Rey ha despertado recelos entre los promotores, quienes no entienden que después de que unas instituciones aseguraran que la estabilidad en la región estaba asegurada, sean esas mismas instituciones las que hayan hecho evidente que eso no es así.
El MWC dejó el año pasado 108.000 visitantes de 208 países distintos. Durante las jornadas participaron un total 2.300 empresas, de las cuales 197 fueron españolas. La celebración del evento dejó en España más de 450 millones de euros, y generó 13.000 empleos directos. John Hoffman, consejero delegado de la GSMA (promotora del evento), ha dicho que tienen contrato con Barcelona hasta 2023.
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