Las últimas 48 horas se han convertido en un festival de cambios, retrasos y anuncios en la programación televisiva. Enfrascados en una batalla sin cuartel por conseguir consolidar sus productores y hundir al rival, Telecinco y Antena 3 han conseguido marear a los espectadores tras cambiar sus parrillas varias veces durante estos días.
Todo comenzó el pasado fin de semana. Tras los preocupantes datos obtenidos por Factor X y La verdad y la buena marcha de La catedral del mar, Telecinco tomó cartas en el asunto y decidió reorganizar su programación de arriba a abajo. De esta manera, una entrega especial de Supervivientes ocuparía el lunes para enfrentarse contra Allí abajo y MasterChef, liberando a la serie de Elena Rivera de la dura competencia y trasladándola al martes.
Por su parte, la cadena optó por adelantar la gran final de Supervivientes al miércoles y matar dos pájaros de un tiro: por una parte, debilitaría a La catedral ya que tendría que enfrentarse al programa más potente de la temporada; y, por otra, reservaría a Factor X el jueves, donde podría lucirse al no tener competencia.
Pero Antena 3 no se quedó a atrás y movió a La catedral del mar al jueves, huyendo de reality y buscando darle la estocada final al talent presentado por Jesús Vázquez. Telecinco, consciente del golpe moral que podría suponer una nueva bajada de Factor X, mandó al concurso a su día natural, el viernes, buscando que el impulso del España-Portugal eleve sus datos.
Además, la cadena sorprendió doblando la final de Supervivientes, que iría entre el miércoles y el jueves. En un nuevo giro de los acontecimientos, Antena 3 decidió levantar la emisión de La catedral del mar de esta semana para programar cine y así dejar pasar la tormenta sin que los datos de la ficción se vean resentidos.
Los espectadores, los grandes perjudicados de esta batalla
Tras este mareante recorrido por las noticias de las últimas horas, queda clara una cosa: cada vez que Telecinco y Antena 3 juegan al gato y al ratón, miles de personas desisten de la emisión lineal de sus espacios favoritos y se pasan al VOD. Esta estrategia, egoísta e infantil, aboca al consumo tradicional a un futuro cada vez más negro que, dentro de unos años, muchos no entenderán como pudo suceder.
Antena 3 ha obrado de una forma absurda, anunciando la emisión de su serie estrella de la temporada en tres días diferentes en las últimas 24 horas para después guardársela. Se trata de algo indigno para una cadena que se precia por cuidar con especial mimo a sus ficciones y que ha conseguido llevar el sello de Series Atresmedia por todo el mundo.
El caso de Telecinco es aún más sangrante. Tras maltratar a ‘La verdad’ como pocas veces se recuerda, la cadena se ha dedicado durante el último mes a usar a Supervivientes como un arma arrojadiza contra sus rivales en vez de tratar al reality con el respeto que se ha ganado tras consolidarse como el programa más visto de la temporada. El canal ha organizado tantas revoluciones en su parrilla que lo único que han alterado ha sido a sus espectadores, hartos del constante vaivén.
Una vez más, las cadenas han decidido olvidarse del público para entrar en guerras dantescas cuya única victoria reside en llenarse la boca asegurando que tu programa es más visto que el del vecino. Mientras tanto, al otro lado del charco, Netflix ríe, disfrutando del espectáculo y siendo consciente de que cada batalla ajena es una victoria propia.
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