En la Tierra a viernes, noviembre 22, 2024

Boris Izaguirre: “Hay menos libertad que en los ochenta, tenemos que relajarnos”

Boris Izaguirre llega a DKiss con '¡Sí, quiero ese vestido!'

Boris Izaguirre cambia este domingo (por unos minutos) el delantal por el vestido de novia. DKiss estrena este domingo 11 de noviembre, a partir de las 21:00 horas, la adaptación española de ¡Sí, quiero ese vestido!. El venezolano será el encargado de ayudar a las mujeres que buscan desesperadamente el vestido de novia perfecto y se convertirá en su hada madrina particular.

“He llorado mucho en ¡Sí, quiero ese vestido!, incluso antes de empezar a grabar. Estaba feliz, sentía que me estaba casando con un buen programa”, asegura Boris, que vuelve a la primera línea mediática tras su participación en MasterChef Celebrity. El comunicador tendrá que lidiar con todo tipo de madres, lo que le llevará a adoptar el papel de pacificador que también ha interpretado en el talent culinario de La 1: “Las madres han sido complicadas. Cuando estaban conmigo se recataban pero, después, hacían de todo, eran tremendas”.

Uno de los casos más emocionantes de esta temporada lo protagoniza una señora que celebra 50 años de casada. “Fue un caso extraordinario de una porque, en su momento, no se pudo casar con un vestido bueno y, cincuenta años después, su vida ha mejorado y quiere un traje de novia para sus bodas de oro. Fue muy emocionante, muy bonito”, asegura Izaguirre.

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“Hay menos libertad que en los ’80, tenemos que relajarnos”

Al programa también acudirá una pareja de lesbianas que buscan traje para darse el ‘sí, quiero’ en una grabación que Boris califica como “fabulosa”. “Una de ellas me dijo que no necesitaba nada femenino porque ella ya era bastante femenina. Pasa muchísimo con la homosexualidad que la heterosexualidad está empeñada en adjudicar prototipos y clichés y la homosexualidad tiene su propio código. Me pareció muy interesante que ellas, con muchísima transgresión, se apoderasen de algo tan increíblemente tradicional y conservador como el traje de novia para hacerlo parte de su universo”, reflexiona.

Con respecto a la relación entre el feminismo y las bodas, el presentador asegura que, gracias a ¡Sí, quiero este vestido!, “me he dado cuenta de que, en los tiempos del ‘Me too’, el vestido de novia es un fenómeno y la respuesta está en lo que significa, la emoción que encierra. Esa emoción me ha permitido explorar un territorio nuevo del mundo femenino: la verdadera ilusión de estas novias, que, desde niñas, utilizaban las sábanas para hacerse vestidos de novia. Estoy completamente a favor de todo lo que signifique avance de derechos de las mujeres y he entendido que el vestido de novia es considerado uno de esos derechos”.

Además, Boris analiza otro de los temas más controvertido de los últimos tiempos, la corrección política. “Los ochenta era muchísimo más libres que el presente porque lo políticamente correcto se ha convertido en un yugo”, asevera, analizando la polémica que vivió OT hace unas semanas a cargo de una canción de Mecano y la palabra ‘mariconez’: “Me parece fantástico que una persona de 20 años considere que esa palabra es homofóbica pero, en el contexto de la canción, no lo era. Tenemos que ser un poquito más relajados pero me pareció muy bien tanto el planteamiento de ella como la solución a la que se llegó, me encantó el debate”.

“Cuando conozca a María, le diré que, aunque entiendo que es un insulto, a mí nunca me han importado mis mariconeos porque me han llevado muy lejos”, recuerda Boris, que confiesa que ha de su amaneramiento “una señal absoluta”. “He hecho de mi sexualidad una conversación, he generado en cierta manera un desengrasamiento del tema en España y todo siendo muy gay, muy maricón. Claro que lo considero un insulto pero he hecho del insulto una seña de identidad”, aclara.

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“Tenía miedo de acabar haciendo de mí mismo”

Cuestionado por su nueva condición de estrella de DKiss, Boris desvela que es algo que le provoca “muchísima presión”. Pese a llevar dos décadas en el negocio, el venezolano reconoce que el dato de audiencia sigue generándole agobio. “He estado en programas con inmenso share y en espacio que no han tenido nada, así que debería estar curado… Pero, con MasterChef Celebrity, cada lunes es un agobio hasta que llega el dato”, apunta, revelando que “pensaba que mi relación con la televisión había encontrado una especie de planicie y, de repente, ha venido este subidón, que me encantaría que fuera muy compartido”.

Izaguirre reconoce que el tiempo que ha pasado trabajando en Estados Unidos le ha dado “un sosiego que no encontraba aquí y que me hacía daño porque iba a acabar cayendo en hacer de mí mismo. Estuvo bien ese paréntesis y, de repente, vino solo este segundo tren, al que entendí que tenía que subirme ligero de equipaje”.

El segundo tren fue MasterChef Celebrity, un programa que, según sus propias palabras, le ha hecho “muchísimo bien”. “Me costó tres ediciones aceptar, me llevan invitando desde la primera. Las dos anteriores tenía excusa porque estaba recién llegado a Miami para empezar un trabajo y no era plan dejarlo. Pero, un día, mi marido me dijo que era mi gran oportunidad y, cuando llegué al plató y lo vi, dije: ‘Hace años que no estoy en un plató con tanta calidad. Esta producción tan grande me ha llamado y no puedo decir que no’”, asegura.

La última pregunta es obligada: ¿Qué ha sido más difícil: tratar con las madres y suegras en Sí, ¡quiero ese vestido! o con Carmen Lomana y Antonia Dell’Atte en MasterChef Celebrity? “No sé cómo responder porque no quiero herir a nadie. Yo he hecho muy bien mi rol entre Carmen y Antonia, algo que continuó haciendo porque tuvimos esa loca idea de tener un chat grupal y, a veces, en ese chat sólo puedo entrar yo para intervenir para que se calman”, responde.

Seguiremos Informando…

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