Esta misma semana, en la mesa redonda sobre los “Desafíos de la Comunicación Corporativa en redes sociales”, organizada por Llorente y Cuenca, se daban claves como el análisis y la planificación para que la comunicación fluya directamente; si bien estaba centrada en el entorno digital, estos calificativos podrían ser utilizados en todos los formatos. Parece que dentro del gabinete de Pedro Sánchez no existiría dicha planificación o no se ha puesto en común entre todos los actores implicados y cada Ministerio funciona de forma independiente. Una buena estrategia no sólo permitiría poder responder rápidamente a cualquier crisis o conflicto sino que directamente podría evitar que se creasen, algo que se intuye más importante todavía.
No hay que irse muy lejos en el tiempo para comprobar como una de las polémicas más comentadas del Congreso ha creado una división en el entorno de Sánchez. Así, Susana Díaz y Emiliano García-Page decidieron saltarse ayer el guion marcado por La Moncloa en el caso de la simulación de escupitajo de un diputado de ERC al Ministro de Exteriores, Josep Borrell, a quien apoyaron firmemente; esta actitud contrasta con la tomada por el Presidente del Gobierno, quien decidió tirar balones fuera sobre el asunto e incluso acusó al Partido Popular y su líder, Pablo Casado, del actual estado de crispación latente en el Congreso de los Diputados.
Además, en las últimas horas hemos vuelto a ver una nueva reprobación de la Ministra de Justicia, Dolores Delgado; se trata de la tercera en los apenas seis meses que lleva en el cargo. Y cómo el titular de la cartera de fomento, José Luis Ábalos, insinuaba que las próximas elecciones generales podrían tener ya fecha, el próximo 25 de mayo. Todo ello justo en una semana repleta de eventos para Pedro Sánchez, principalmente fuera de nuestras fronteras, lo que ha evitado que pueda dar la cara y resolver estos asuntos de frente. Así, viajó a Marruecos, donde por sorpresa anunció la posible realización de un Mundial junto a dicho país y Portugal, hecho que no había consultado con nadie; y a Valladolid, para participar en la Cumbre Hispano-Portuguesa. Además, Sánchez ha iniciado el Black Friday en Cuba, donde ha mantenido una reunión con su presidente, Miguel Díaz-Canel, para sellar el primer acuerdo entre un país Europeo y el centroamericano.
Parece que sus idas y venidas han dejado el gallinero a su libre albedrío, al menos en lo que a una comunicación uniforme se refiere. Sin ir más lejos, esta semana veíamos como la Ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, negaba y después se autorectificaba sobre el acuerdo alcanzado para la subida de la cuota a los autónomos; hecho que negó por activa y por pasiva Pedro Sánchez en el Congreso. Es una evidencia que existe un equipo de comunicación en La Moncloa, dirigido por Miguel Oliver, pero se podría poner en duda su control sobre la comunicación del resto de ministerios y sus actores principales; estos, con sus declaraciones, demuestran actuar de forma independiente y es patente una falta de cohesión en la estrategia. Aun siendo orgánulos tan diferentes, parece clara la necesidad de una visión en común de todos los miembros del Gabinete de Sánchez para crear una estrategia de comunicación que evite al Presidente tener que estar rectificando, justificando o aclarando las declaraciones de sus compañeros.
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