Estos días las vidas se nos tiñen de morado cuando recordamos a las mujeres que han sido asesinadas durante este año. Recuerdo inútil que nos conduce a lo peor de nuestra sociedad. Sus juzgadores, sus asesinos son seres que tienen un sentido de la propiedad que vuela desde la tumba de sus padres y abuelos. Soy hijo de un hombre de la guerra civil, de un niño que lo perdió todo, y que vivió en una sociedad machista, marcada por la influencia nefasta de la Iglesia católica apostólica y romana. Aquella que pedía en los confesionarios paciencia porque ¡se le escapó un bofetón! ¡No lo entiendo!, os juro que no lo entiendo.
Ayer viendo las manifestaciones en todos los rincones de la Tierra, a los dignatarios pintándose la cara… Y, dicen que es un problema de educación… ¡MENTIRA! Han pasado cientos de modelos educativos, muchas formas de entender las nuevas sociedades, y cada hora, en el mundo MUEREN SEIS MUJERES ASESINADAS POR EL MACHISMO… Nada sirve como excusa, da igual que una ministra del Reino de España diga que los del tribunal se iban con niñas de 14 o de 24, da todo igual, los comentarios de feministas, de estudiosos, sociólogos… Todo da igual, La respuesta tiene que nacer mucho más allá de la EDUCACIÓN, es un problema ‘Akhásico’, que representa la forma de sentir y pensar de las sociedades, es como la Red pero sin red. En ese pensamiento está lo que los seres humanos necesitan o ansían. De esta forma los Teslas, Jobs… son capaces de traer lo que aquí hace avanzar las civilizaciones. Tiene que haber una verdadera revolución en los humanos, para que estos seres busquen respuestas en su propia esencia. No es posible que entre todos los que lloramos a diario estas muertes no encontremos una solución final. ¡Ni una más! NO podemos perder ni un segundo, y no se trata de prevenir, vigilar, atormentar… No hay policías en el mundo capaces de parar esta locura. Yo sufro por todas las mujeres que han pasado por mi vida… ¿Habré conseguido hacerles mínimamente felices? Sufro, y me muero de amor por aquellas que dejan sus vidas en las escaleras, en las calles… delante de sus hijos, a la luz de todos, y todos miramos dentro, pero no encontramos cómo destruir esta dinámica que no nos deja vivir.
Además de que los castigos se deben imponer a los asesinos, y deben ser cumplidos sin beneficios, tenemos que encontrar una solución, que pasa por la igualdad real, como reclamo para que los hombre locos entiendan que la vida de una mujer, de la que fue su mujer, en muchas ocasiones la madre de sus hijos, tiene cuando menos el mismo valor que la propia, si no más… Una mujer, su mujer… Pero antes de ser su mujer es una mujer, un ser humano independiente, que quiere y tiene capacidad de amar, de decidir sobre su vida, de entender, de concebir, de hacer lo que desee, quiera, anhele, sueñe… Hace falta estar muy mal diseñado, y ser muy bajo de isntintos para hacer daño a alguien a quien un día amaste. No existe ninguna excusa, ninguna, para considerar ni un segundo, ni un milímetro, ni un gramo a una MUJER menos que un hombre. Tenemos que entender que aquel que mata a una MUJER nos está matando a todos, y tenemos que luchar para acabar con ello. La solución pasa por observar sin locura, y ante la evidencia, denunciar. Por su parte la policía y la justicia deben atender de una forma real las necesidades, y encarcelar a aquellos que siguen pensando que: ¡conmigo o con nadie! Somos capaces de hacerlo, comencemos a demostrar con hechos diarios el respeto por el de al lado, sea hombre o mujer.
Y desde los Medios de Comunicación, hacernos eco de iniciativas que se creen en pro de desenmascarar a estos asesinos, haciendo hincapié en lo que es relevante, y que es morbo. NO podemos recrearnos ni un segundo en programas sexistas, en venta de carne, en infartos e insultos locos y descarados. Una de las labores de los grandes periodistas ha sido siempre contar las verdades de su tiempo, y advertir a las sociedades sobre lo que es necesario, urgente e imprescindible, y hoy hace falta un gesto de los propios Medios que alivie la carga moral de una sociedad que está al borde de la locura. ¡NI UNA MÁS!
