Fernando Garea sigue teniendo cuentas pendientes con Prensa Ibérica. Un mes después de su despido como director de la nueva cabecera de Javier Moll el periodista ha dejado patente su desacuerdo con la decisión que conocimos de manera repentina. Lo ha hecho junto a la consultora de comunicación PROA.
A ellos les ha confesado que recibió el castigo de Prensa Ibérica a pesar de haber cumplido con los objetivos estipulados: “Cree una redacción donde no la había”, ha reconocido. Además ha ratificado que también cumplió “con creces” con los objetivos de audiencias y mediciones estipuladas.
Asegura Garea que su paso por EPE le ha dejado una espinita clavada, el equipo que le acompañó para fundar este nuevo proyecto: “Mi orgullo y mi responsabilidad eran esas personas. Yo las convencí para incorporarse al proyecto. Me siento en deuda con ellos y estoy súper agradecido”, ha dicho.
Nueva etapa
El nuevo adjunto al director de El Español, asegura que es la dirección de Prensa Ibérica la que tiene que dar explicaciones sobre su despido: “Son ellos los que tienen que justificar mi salida”, ha dicho. Un ese que Javier Moll, presidente de Prensa Ibérica, decidió por no estar conforme con la labor que hasta entonces había desarrollado. Para sustituirle apostó por Gemma Robles, actual directora del periódico propiedad de Prensa Ibérica.
Garea también aprovecha esta entrevista para asegurar que se siente orgulloso de los últimos proyectos en los que ha trabajado. Hace alusión directa a su nombramiento como presidente de la agencia EFE, un puesto del que también fue cesado: “Me siento orgulloso de mi etapa en EPE y EFE. Desde el punto de vista de quienes tomaron las decisiones (en referencia a su despido). Es evidente que consideraban que algo no estaba bien hecho”.
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