La comunidad científica, en concreto, la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce), la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) y la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) consideran la agresión rusa “un ataque a los valores de la libertad y la democracia; fundamentos de la libertad en la investigación y de las oportunidades de cooperación académica internacional”.
Por ello, han lanzado una propuesta al Gobierno de España para proteger la relación con la comunidad científica ucraniana, así como la promoción de proyectos de investigación bilaterales y aquellos que implican el desarrollo y la explotación de infraestructuras científicas. A lo que han añadido la sugerencia de “ofrecer programas de acogida a investigadoras e investigadores ucranianos que se vean forzados a abandonar su país”.
En cuanto a las relaciones directas de la comunidad científica con Rusia, tanto Cosce, como Facme y la CRUE recomiendan congelar “con efecto inmediato y hasta nuevo aviso” cualquier tipo de cooperación científica con instituciones estatales de Rusia.
“Somos conscientes de que muchos proyectos científicos se verán afectados por esta recomendación. No obstante, queremos mostrar nuestra solidaridad con los científicos rusos que expresan su consternación ante la invasión de Ucrania”, señalan, para recordar por último, el papel relevante de la ciencia en la construcción de la paz.
Apoyo a los médicos ucranianos
Desde la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) se suman al apoyo a la población ucraniana y en especial a su colectivo médico. Aseguran que estos profesionales se han visto obligados “a asumir la asistencia sanitaria en las condiciones que impone esta dramática e injustificada invasión de sus territorios por parte de Rusia”.
De hecho, han especial hincapié en las imágenes de médicos ucranianos afrontando situaciones que incluyen bombardeos directos contra hospitales, cortes de suministro, desabastecimiento de medicamentos e instalaciones alternativas improvisadas.
Todo esto lleva a recordar a la política internacional “la necesidad de articular corredores humanitarios que puedan garantizar la asistencia sanitaria a la población ucraniana”, concluían los representantes de la comunidad científica.
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