Atresplayer Premium estrena este domingo el segundo capítulo de La edad de la ira. La serie, basada en la novela homónima de Nando López, es un reflejo de la adolescencia, del sistema educativo y de la sociedad que envuelve a los jóvenes. Un retrato emocional, pero al mismo tiempo violento que pone de relieve el autodescubrimiento propio que experimentan los adolescentes.
Manu Ríos, Amaia Aberasturi, Daniel Ibáñez y Carlos Alcaide dan vida a cuatro chavales que tienen que lidiar con ello. La ficción arranca con el brutal asesinato de un hombre a manos de su hijo Marcos (Manu Ríos), un adolescente sin problemas aparentes. El incidente cae como un jarro de agua fría en el día a día de un instituto, donde alumnos y profesores se preguntan qué ha fallado.
¿Cómo habéis vivido desde dentro la montaña rusa de emociones que supone volver a la adolescencia?
Daniel: Con mucha felicidad en mi caso porque es un placer volver a experimentar determinadas sensaciones o evocarlas. No se tiene muchas veces la oportunidad de hacerlo, y esta serie te hace recordar cosas, te hace regresar a puntos del pasado. La serie te hace volver y recordar cosas de lo que podría haber sucedido, y que hubiera pasado si hubiera sido de otra manera. Te hace reflexionar, te hace sentir y experimentar emociones muy complejas. Para eso va a ser única esta serie.
Carlos: Ignacio es la antítesis de Raúl. Hemos llegado a esa conclusión. Pero para mí también ha sido una gozada volver a esos momentos. Como actor tú también disfrutas de una secuencia de algo cómico, por ejemplo, pero también disfrutas el drama. Esas secuencias también hacen que te diviertas como actor. Ha sido maravilloso ir ahí y descubrir qué pasa en esa familia.
¿Cuál ha sido el mayor reto al que os habéis enfrentado en la serie?
Daniel: Pienso que en sí mismo el proceso es un gran reto. Estás teniendo que recuperar sensaciones y recuerdos dolorosos, también, a la hora de construir a tu personaje. Creo que el reto en sí mismo es que quede algo con lo que te quedes satisfecho en mi caso. Que puedas decir sí, esto está bien, siento dueño de mi trabajo y de lo que ha salido.
Carlos: A mí me ha gustado mucho la oportunidad que se me ha dado de poder encarnar este tipo de personajes. Hasta la fecha no había tenido la oportunidad de hacer un personaje tan introspectivo, hermético… Como actor es a lo que aspiro, a ser muy versátil. Poder hacer una gama muy amplia de personajes. Ojalá me puedan dar de todos los tipos. Para mí el reto ha sido encarnar a Ignacio, que distaba mucho de lo que había hecho hasta ahora y poder darle cuerpo y alma. Ha sido muy placentero, muy doloroso, pero en general, muy gratificante.
‘La edad de la ira’ es una serie que podría proyectarse en aulas para visibilizar y advertir de ciertas actitudes… ¿Estáis de acuerdo?
Daniel: Sí, totalmente. Te enfrenta a multitud de conflictos y eso siempre es profundamente beneficioso para la sociedad y para el sistema educativo que representa. Creo que es una serie que ha puesto el foco en eso, en plasmar esa realidad y vamos a hacerla poesía para que llegue el mensaje. Para que lo que subyace aflore, y de repente se cuente lo que se calla, se expresen los silencios… Es una serie diferente y que te enfrenta a cosas que tienen una profunda complejidad.
Carlos: Es una serie espejo. Un espejo constante de muchas situaciones en las que te puedes haber visto envuelto. Entonces sirve un poco para, de repente, incomodarte. Si incomodarnos al espectador es que estamos haciendo las cosas bien (titular). Pienso que es muy válida para poder proyectar en escuelas, institutos, además del libro, por supuesto. Es un complemento perfecto.
¿Creéis que la novela en la que se basa la serie os ha influido a la hora de crear a vuestros personajes?
Daniel: La verdad es que yo vi la obra de teatro y el libro también tuve la oportunidad de leerlo. Supongo que sí, hay algo inconsciente que se queda. Quieras que no desde la publicación del libro en 2011 han pasado muchos años. El lenguaje ha cambiado y ha evolucionado hacia otra cosa. Nosotros también tenemos la labor de poder adaptar eso para que hoy en día llegara de la misma forma y con la misma intensidad que en su día quiso transmitir el libro. Todo ha cambiado y ha ido hacia otro lado, entonces para poder adaptarlo y que funcione había que haber la labor de guión. Me habré impregnado inconscientemente.
Carlos: Yo no tuve la suerte de ver la obra de teatro, pero sí que me leí la novela. En mi caso, Ignacio queda en un segundo plano, queda menos dibujado de cómo lo explicamos en la serie. Me sirvió mucho la novela para entender la atmósfera, entender la perspectiva de Nando (López) del sistema educativo… Pero siempre desde una mirada de los profesores, entonces me parece muy acertado que en la serie podamos tener la mirada de los adolescentes. Para mí ha sido una maravilla poder dotar a este personaje de más peso y poder tener mi espacio para contar a Ignacio.
¿Qué es lo que más os gusta de ellos?
Daniel: A mí, la luz. Creo que tener un personaje luminoso se agradece mucho. Me gusta su punto de vista sobre la vida y su personalidad extrovertida. El hecho de cómo se toma todo lo que le va sucediendo.
Carlos: A mí lo que me gusta de Ignacio es el viaje que hace. Al final es capaz de quitarse la venda. Me gusta el proceso que vive, con eso me quedo. Su valentía, también.
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