Según ha explicado este miércoles el Idibell en un comunicado, “es viable y una posible nueva herramienta” y son los resultados obtenidos de un ensayo clínico en fase 1, que se han publicado en la revista Journal of ImmunoTherapy of Cancer, y que muestran que la administración de un virus denominado VCN-01.
Estos prometedores resultados preliminares de la acción antitumoral de VCN-01 muestran que es un virus que puede llegar a los tumores primarios y las metástasis y por tanto, desencadenar la respuesta del sistema inmunitario contra los tumores.
Además, el estudio revela que la administración intravenosa del virus no desencadena efectos adversos importantes, y por tanto, no expone a ningún riesgo al paciente, solo en algunos casos los afectados pueden presentan fiebre o síntomas gripales que acaban revirtiendo.
Cáncer de páncreas, el más mortal de España
Sin embargo, a pesar de los avances recientes, el pronóstico de los pacientes con cáncer de páncreas sigue siendo “bastante pobre”, con una supervivencia media inferior a un año.
Esto sucede en cierta medida porque la administración intravenosa de los virus oncolíticos presenta limitaciones, ya que, por un lado, el filtrado en el hígado o el bazo reduce la disponibilidad del virus, y por otro, aumentan las posibilidades de generar efectos colaterales no deseados. Pero, el virus VCN-01 se ha encargado de abordar estas limitaciones a través de dos modificaciones genéticas.
En primer lugar, expresa una proteína de superficie que impide que el virus pueda ser retenido en el hígado y que hace que sea dirigido directamente hacia el tumor. Y en segundo lugar expresa una enzima que degrada la matriz extracelular del tumor, facilitando así la propagación del virus por el tumor y la acción del sistema inmunitario.
Este reciente estudio ha contado con la colaboración del ICO, el Hospital Universitario de Bellvitge, el Hospital Universitario 12 de Octubre, el Centro Integral Oncológico Clara Campal, el Instituto de Oncología de Vall d’Hebron (VHIO), el Hospital Ramón y Cajal, el Centro Nacional de Investigación del Cáncer (CNIO) y la Universidad Pompeu Fabra.
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