El MYC es, hasta el momento, uno de los genes más codiciados en la investigación contra el cáncer porque participa en el progreso del 70% de los tumores comunes. Por ello, hace mucho que los investigadores buscaban “dianas de señalización” de este gen para atacarlo e intentando desarrollarlo un fármaco. Ahora, un fármaco desarrollado en Vall d’Hebron denominado Omomyc (OMO-103) ha demostrado, en la primera fase del ensayo clínico, ser eficaz para inhibir su acción y, en algunos casos, estabilizar la enfermedad.
El estudio, liderado por el Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), será uno de los proyectos presentado en un congreso internacional de ensayos clínicos que arrancaba este miércoles en Barcelona. La cita, que reúne a 1.500 expertos internacionales, está organizada por las principales asociaciones de investigación en cáncer.
Resultados esperanzadores
Por el momento, de las tres fases que suelen realizarse antes de la aprobación y comercialización de un fármaco, la investigación ha completado con éxito solo la primera fase de ensayo en humanos, pero esto ya supone resultados esperanzadores para las personas afectadas por esta enfermedad.
Según ha señalado la doctora Elena Garralda, directora de la Unidad de Investigación de Terapia Molecular del Cáncer (UITM)-CaixaResearch del VHIO, “MYC es uno de los objetivos más buscados en el cáncer porque desempeña un papel clave en la conducción y el mantenimiento de muchos cánceres humanos comunes, como el de mama, próstata, cáncer de pulmón y de ovario, y hasta la fecha, no se ha aprobado para uso clínico ningún fármaco que lo inhiba”.
Ahora bien, para entender mejor en que consiste este medicamento, los investigadores del Valld’Hebron han desarrollado una miniproteína llamada Omomyc que en experimentos en laboratorio y en ratones, ya vieron que era capaz de inhibir la acción del MYC para promover el crecimiento tumoral. Por ello pasaron al primer ensayo con humanos.
El ensayo clínico en fase 1 se realizó en 22 pacientes que presentaban una variedad de tumores sólidos, incluidos cáncer de páncreas, intestino y pulmón de células no pequeñas, y todos ellos habían recibido entre tres y trece tratamientos previamente.
En 8 de 12 pacientes a los que se les realizó una tomografía computerizada (TC) después de 9 semanas de tratamiento mostraban que se había detenido el crecimiento del tumor y estaba estable.
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