Uno de los retos fundamentales de los sistemas públicos de salud es la organización de programas de atención sanitaria eficientes, que aseguren la accesibilidad y la equidad en la provisión de servicios a los usuarios que padecen patologías concretas, procurando los medios necesarios para que los avances científico-técnicos disponibles puedan ser aplicados de manera fácil y eficaz en la población.
En este sentido, el ictus, principal causa de hospitalización en Neurología y de discapacidad en el adulto, y una de las patologías neurológicas más prevalentes y que más gasto sanitario consume, tanto durante su fase aguda como en la posterior -al que hay que añadir el coste indirecto de la enfermedad en cuanto a pérdida de capacidad laboral del paciente y sus allegados-, es uno de los mejores ejemplos de cómo la disponibilidad de una atención inmediata y especializada para la aplicación de un tratamiento adecuado precoz puede mejorar significativamente la evolución del paciente y reducir la mortalidad, estancia media hospitalaria, complicaciones, efectos secundarios y riesgo de recurrencia y dependencia.
Esta es la premisa que explica la puesta en marcha de Unidades de Ictus hospitalarias y la organización de “Código Ictus”, a cuya red en la Comunidad de Madrid se ha sumado recientemente la Fundación Jiménez Díaz, optimizando así la atención que ofrece a los pacientes con sospecha de este cuadro cerebrovascular -que celebra mañana su Día Mundial-, con unos resultados en sus dos primeros meses de funcionamiento “muy satisfactorios”. Y es que, desde que a mediados de agosto la Unidad de Ictus del hospital madrileño fue incluida en la Red Ictus de la Comunidad de Madrid, los tiempos de atención a sus pacientes con este cuadro clínico se han reducido en más del 50 por ciento, manteniendo la misma eficacia en la aplicación del tratamiento necesario”, según la Dra. María Araceli García Torres, especialista del Servicio de Neurología del centro y coordinadora de su Unidad de Ictus.
El Código Ictus es un procedimiento de actuación basado en el reconocimiento precoz de los síntomas de un ictus con el fin de trasladar lo antes posible al paciente al centro idóneo -el objetivo es que el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas a la llegada al hospital no supere las dos horas, y el que el que pase desde la transmisión del aviso por parte del Centro Coordinador de Urgencias a la llegada al hospital sea inferior a una hora- para que pueda beneficiarse de una terapia de reperfusión y de cuidados especializados en una Unidad de Ictus.
Beneficio directo en la atención a pacientes
“Formar parte de la Red Ictus Madrid, que implica que, ante la sospecha de un accidente cerebrovascular, la Fundación Jiménez Díaz se incluya entre los hospitales a los que los servicios de atención sanitaria urgente extrahospitalarios avisan para que en pocos minutos tengamos todos los recursos técnicos y humanos completamente preparados y coordinados para la recepción y abordaje inmediato y especializado del paciente, mejora nuestra atención en todos los aspectos, especialmente para los propios afectados”, afirma la coordinadora de la Unidad de Ictus del hospital.
Y de esta ventaja no solo se benefician los pacientes que ingresan en el hospital a través del Código Ictus, sino también a aquellos que llegan al centro por iniciativa propia a través del Servicio de Urgencias y a los que hay que aplicar tratamiento de reperfusión, ya sea de fibrinólisis intravenosa (administración de un fármaco por vía intravenosa para deshacer el trombo) o de trombectomía mecánica (extracción o fragmentación mecánica del trombo mediante la utilización de catéteres endovasculares), las dos opciones de terapia de rescate en estos pacientes.
Así lo demuestra la reducción en más de la mitad de los tiempos de atención registrados en ambos tipos de ingreso hospitalario por ictus, como asegura la Dra. García: “actualmente, en los pacientes que ingresan por Código Ictus, el tiempo puerta-aguja (que mide el que transcurre desde la llegada al hospital del paciente hasta la administración del tratamiento de fibrinólisis intravenosa) está en 34 minutos, y el de puerta-ingle (el que pasa desde la llegada al centro hasta que se le aplica la trombectomía mecánica) en 61 minutos”.
Colaboración profesional, espacios específicos y mejoras en la experiencia de paciente
Un éxito resultado del esfuerzo realizado en el hospital en muchos sentidos, empezando por el trabajo diario de las doctoras Inmaculada Navas y Marta Oses, especialistas del Servicio de Neurología de la Fundación Jiménez Díaz -dirigido por el Dr. Javier Pardo– y de su Unidad de Ictus que, como la Dra. García, cuentan con formación específica y experiencia en el tratamiento de pacientes con patología vascular cerebral; así como la colaboración imprescindible de neurólogos responsables de la hospitalización y del resto de compañeros del servicio.
En el abordaje agudo del ictus, y como parte del funcionamiento de la unidad, están igualmente implicados el personal de Radiología, Neurorradiología Intervencionista, Neurocirugía, Cardiología, Anestesia, Urgencias, Enfermería y celadores. A ellos se suman, en la fase posterior, los compañeros de Cirugía Vascular, Rehabilitación, Unidad de Disfagia y Trabajo Social, entre otros.
Asimismo, la unidad está dotada con un espacio específico y exclusivo de cuidados medios para ictus con 150 m2 y cinco boxes individuales con monitorización multiparámetro no invasiva, control de Enfermería propio, equipo para estudios ultrasonográficos de circulación cerebral extra e intracraneal y registro de ictus. En ellos se pone a disposición de los pacientes todas las técnicas diagnósticas y terapéuticas necesarias para el abordaje de este accidente cerebrovascular, así como otros recursos y servicios como una Consulta específica de Patología Neurovascular, coordinación con Cirugía Vascular y disponibilidad de Terapia Ocupacional y Logopedia.
En cuanto a protocolos y procedimientos ad hoc, la Unidad de Ictus de la Fundación Jiménez Díaz cuenta igualmente con programas de trabajo coordinados con otros especialistas, estandarización de la práctica médica, vía clínica para la atención ambulatoria urgente a pacientes con sospecha clínica de accidente isquémico transitorio e información estructurada en un formulario de historia clínica electrónica específico para ictus.
Por último, la cartera de servicios de la unidad se completa con numerosas iniciativas para mejorar la experiencia de pacientes y familiares y la coordinación entre niveles asistenciales, tales como la Escuela de Ictus, el Programa de evaluación de resultados en salud en Ictus E-Res Ictus, la Unidad de Continuidad Asistencial y nuevas herramientas de comunicación para pacientes con ictus, familiares y cuidadores integradas en el Portal del Paciente (aplicación de desarrollo propio de la Fundación Jiménez Díaz), entre las que destaca el Diálogo Web.
Seguiremos Informando…