Cuatro de cada diez consumidores españoles (41%) se muestran pesimistas sobre la recuperación económica y creen que la crisis actual tendrá un impacto duradero en la economía, según la nueva edición del informe El pulso del consumo 2022 (Consumer Sentiment) elaborado por McKinsey & Company.
La encuesta, llevada a cabo entre más de 5.000 consumidores en cinco países europeos: España, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, revela que solo un 16% de los españoles cree en la recuperación económica a corto plazo (2-3 meses), mientras que un 44% mantiene una postura neutral creyendo que la economía se estancará durante 6-12 meses.
Los consumidores españoles no son, sin embargo, los más pesimistas en comparación con sus homólogos europeos, con Alemania (47%) encabezando el sentimiento negativo hacia la situación económica, seguida de Reino Unido (43%), Francia (42%) e Italia (41%).
Inflación, desempleo, guerra contra Ucrania y cambio climático
Para el 53% de los consumidores de nuestro país, el alza de los precios es la principal fuente de preocupación, un sentimiento homogéneo entre todos los grupos de edades y niveles de ingresos. Este sentimiento se sitúa cinco puntos porcentuales por debajo de la media europea (58%), entre la que destacan los consumidores británicos como los más preocupados por las oscilaciones de los precios (69%).
Asimismo, el desempleo es la segunda fuente de preocupación para el 14% de los consumidores españoles frente al 8% de la media europea y, particularmente, para las generaciones más jóvenes (23% de la generación Z y 19% de la generación Millennial) en contraste con las generaciones de mayor edad (6% de los baby boomers). Tan solo los consumidores italianos muestran una preocupación similar a la de los españoles por el desempleo y la seguridad laboral (10%).
Por otro lado, el 12% de los consumidores españoles tiene como gran fuente de preocupación la invasión de Ucrania, algo que es particularmente significativo entre los baby boomers (15%) y los grupos con niveles altos de ingresos (18%). Sin embargo, y a pesar de que este porcentaje de preocupación está en línea con la media europea, la invasión de Ucrania es la segunda mayor inquietud para el resto de países, mientras que en España es la tercera; siendo Alemania el país con un mayor porcentaje de consumidores preocupados (18%).
En menor grado, los consumidores españoles señalan su preocupación por el cambio climático con un aumento de 3 puntos porcentuales con respecto a la última encuesta (6% en España versus 8% de media de los cinco países europeos analizados) y continúan apuntando a la pandemia como una fuente de preocupación (4% en España, al mismo nivel que la media europea).
“El pesimismo con respecto a la recuperación económica se mantiene en niveles nunca vistos en los años anteriores, superando inclusive el momento más álgido de la pandemia. La caída generalizada de la confianza del consumidor está muy estrechamente ligada a la inflación que perciben de manera homogénea los consumidores en todos los segmentos de edad y estatus social, pero también muestra un incremento de nuevas fuentes de preocupación como es el cambio climático. La demanda se enfrenta a grandes cambios con un 84% de los españoles que han modificado sus hábitos de compra en los últimos tres meses”, señala Ignacio Marcos, socio senior en McKinsey & Company y coautor de este informe en España.
Reducción del gasto y de los ahorros
Según la encuesta, casi todos los consumidores españoles (95%) han percibido un cambio en los precios de los bienes de consumo. Y, en concreto, esta percepción es particularmente alta en los alimentos, donde un 95% de los consumidores nota la subida de precios, seguida por categorías como la energía de los hogares (93%), los combustibles (90%) o el ocio en restaurantes (85%). Además de cara a futuro, el 65% de los consumidores españoles teme que los precios seguirán subiendo en los próximos 12 meses.
En concreto, la mayoría de españoles espera en los próximos meses aumentos adicionales en energía, transporte y gasolina y alimentos o productos básicos. Y, ante esta situación, casi la mitad de los consumidores, particularmente el 49% de los millennials y el 50% de la Generación X, están sacando dinero de los ahorros para cubrir los gastos del día a día, frente al 44% de la Generación Z y el 33% de los baby boomers.
“Este es un fenómeno que se está dando en todos los países europeos analizados. Observamos que aumenta el gasto en productos de primera necesidad a causa de la inflación y disminuye, por decisión consciente de recortar gasto, en las categorías más discrecionales. Para paliar el efecto de la subida de precio en la cesta de la compra básica, seis de cada diez consumidores están buscando alternativas más económicas a la hora de adquirir alimentación o productos de primera necesidad optando por marca blanca o cambiando de tienda”, indica Carlos Sánchez, socio de McKinsey & Company y coautor del estudio en España.
En España, los consumidores están optando por reducir el gasto, especialmente en productos no esenciales como joyería (-51%) o accesorios (-47%) y es previsible que tengan que seguir haciéndolo a futuro.
De hecho, se espera que en los próximos meses sigan reduciendo la compra de cualquier tipo de producto y, en aquellos de primera necesidad, optarán por comprar marcas más baratas: un 34% de los españoles espera hacer lo propio con los alimentos y productos de cuidado personal, un 32% con los productos del hogar, un 27% con los juguetes para bebés y un 24% con los servicios de cuidado para mascotas, el cuidado de la piel y el deporte.
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