En la Tierra a miércoles, octubre 16, 2024

ALERTA DE SALUD PÚBLICA

El gusano pulmonar de la rata, ha llegado a la península

ESTA ENFERMEDAD PUDE CAUSAR MENINGITIS EN HUMANOS

Según  han transmitido las autoridades se ha detectado en Valencia, de momento el primer enclave de la Europa continental donde se identifica y por lo que se conoce, puede llegar a los humanos por vía alimentaria

El nombre de esta enfermedad hace referencia a Cantón, la ciudad china donde se detectó por primera vez en los años 30 del siglo pasado. Pero el Angiostrongylus cantonensis, también llamado gusano pulmonar de la rata, ya es una patología que ha alcanzado a múltiples y diversas ciudades. Valencia, es la localización más reciente de esta lista, es su primera incursión conocida en la Europa continental; por ello, es una llegada que debe servir de toque de atención para la Salud Pública, ya que este parásito puede colarse en nuestro cerebro y causarnos meningitis a los humanos.

Es cierto, que la detección del parásito en Valencia es la primera constatación de su presencia en la Europa continental, pero Angiostrongylus cantonensis se había identificado previamente en las Islas Baleares y en Canarias (2010). Un equipo de la Universidad de las Islas Baleares detectó el parásito en 2019 en erizos con síntomas neurológicos, analizados en el contexto de un plan de vigilancia sanitaria de fauna silvestre.

Según recoge EL MUNDO, “se trata de un parásito emergente, que está en expansión y al que hay que tener en cuenta” o así lo afirma María Teresa Galán, catedrática del grupo de Parásitos y Salud de la Universidad de Valencia y líder de la investigación que recientemente ha detectado al parásito en dos especies diferentes de ratas en la ciudad de Valencia. En concreto, el gusano se ha identificado tanto en ratas de alcantarilla (Rattus norvegicus), un animal habitual en entornos urbanos, como en la rata negra (Rattus rattus), más frecuente en el medio rural. 

Tras realizar un completo análisis de ambas especies, en concreto un estudio de 90 ejemplares de ambas especies, los investigadores hallaron el parásito en un 9% de ellos, tanto en animales atrapados en la ciudad como en ejemplares localizados en zona de huerta, lo que sugiere una «amplia distribución», tal y como señalan en la revista Emerging Infectious Diseases.

El parásito es endémico en el Sur de Asia y la cuenca del Pacífico, aunque se ha detectado en otras regiones, como el Caribe, la India, Sudamérica, el sur de EEUU o algunos enclaves en el continente africano. Su capacidad de expansión demuestra que A.cantonensis es un parásito con una gran capacidad oportunista, que no deja de aprovecharse de distintos seres. Y es que, para poder desarrollarse y completar su ciclo, el parásito necesita, además de las ratas, la intervención de otras especies, como caracoles y babosas, que actúan como intermediarias y le permiten cambiar de estadío.

«Las ratas son el hospedador definitivo del parásito. Y creemos que la introducción del parásito se produce junto a sus hospedadores naturales, que han sido capaces de distribuirse por todo el mundo a través del tráfico marítimo, en los barcos», aclara Galán.

El riesgo para los humanos

Los síntomas del contagio se desarrollan, generalmente, entre una y tres semanas después de la ingestión de las larvas infectivas y pueden ser desde leves a graves, como cuando se produce una meningitis eosinofílica. Y esto se produce porque, en los humanos, el parásito no puede completar su ciclo de desarrollo y queda alojado en el cerebro, provocando una inflamación de las membranas que envuelven el cerebro y un incremento de una clase de glóbulos blancos -los eosinófilos- en el líquido cefalorraquídeo.

«En la mayoría de las ocasiones, la infección se resuelve por sí sola, aunque se han documentado casos de muertes», señala Galán, quien aclara que no existe tratamiento específico para el problema y hay un importante debate sobre la idoneidad de matar a los parásitos alojados en el cerebro, ya que la reacción a esta eliminación puede desencadenar complicaciones serias. «La probabilidad, tanto de infección, como de desarrollar problemas graves es baja, pero es necesario tener el cuenta que el parásito está aquí y que puede causar meningitis», añade la investigadora.

Por ello, ante esta situación, el Ayuntamiento y la Universidad de Valencia han puesto en marcha un convenio de colaboración para estudiar los parásitos de ratas con potencial de transmisión zoonótica y la posibilidad futura de determinar resistencias a los productos empleados en el control de los dos tipos de especies de ratas en los que se ha hallado el parásito. Por otro lado, los investigadores también han empezado a sondear la presencia del gusano en otras ciudades españolas, como Madrid.

En este sentido, subrayan los investigadores, es fundamental extremar la higiene durante la manipulación y preparación de cualquier alimento que pueda estar contaminado. «Hay que lavar muy bien la verdura, a chorro bajo el grifo. No hace falta utilizar ningún producto especial, solo un buen lavado. Y es fundamental no ingerir caracoles u otras especies que puedan estar involucradas en la infección, como los camarones, crudos. Hay que cocinarlos bien», indica Galán. También es fundamental lavarse bien las manos después de realizar actividades en el jardín, especialmente si se ha tenido contacto con caracoles y babosas.

Seguiremos informando…

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