En España cada año, unas 20.000 personas se suman al grupo de pacientes afectados por esta patología. En cuanto a su abordaje, casi un 20 por ciento de estos tumores afectan al músculo vesical y deben ser tratados con la extirpación completa de la vejiga -cirugía denominada cistectomía radical- y, en muchos casos, también reciben quimioterapia antes o después de la operación.
Los pacientes que llegan a precisar esta intervención suelen ser de edad avanzada y elevada comorbilidad, condicionando su enfermedad de forma importante a su expectativa y calidad de vida. Y “uno de los grandes problemas de este procedimiento quirúrgico es su tasa de complicaciones postoperatorias, determinadas por múltiples factores físicos y psíquicos con los que los pacientes enfrentan este proceso”, tal y como explica el Dr. Ramiro Cabello, jefe asociado del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, que destaca la desnutrición, la sarcopenia (perdida de la masa muscular), las enfermedades concomitantes, la depresión o el estrés como condiciones, entre otras, que determinan el resultado final de la cirugía.
“Además, es fundamental la experiencia de los equipos quirúrgico y médico encargados de la cirugía y cuidados del paciente para optimizar los resultados”, añade, matizando que “un volumen de al menos 30 cistectomías al año por hospital es el mínimo requerido y aconsejado para reducir las complicaciones”.
Vía clínica para el manejo de pacientes con cáncer vesical
En este contexto, y teniendo en cuenta que realiza aproximadamente 40 cistectomías al año, la Fundación Jiménez Díaz trabaja multidisciplinarmente desde el año 2021 en el marco de una vía o guía clínica para el manejo perioperatorio de pacientes sometidos a cistectomía radical con el objetivo de mejorar los resultados para el paciente y reducir las complicaciones postoperatorias de esta intervención basándose en la prehabilitación, la optimización del cuidado perioperatorio y la rehabilitación.
Concretamente, desde la puesta en marcha de este proyecto, en enero de 2022, por parte de los servicios de Urología (liderado por su Unidad de Urotelio y los doctores Juan Ignacio Monzó, Elena Buendía y Leslie Cuello), Oncología, Onco-Geriatría, Medicina Interna, Endocrinología y Nutrición, Psico-Oncología, Anestesia, Rehabilitación y Enfermería del hospital madrileño, todos los pacientes son sometidos a una completa valoración del estado nutricional, funcional, clínico y psicológico, y un equipo multidisciplinar formado por expertos de las citadas áreas trabaja conjuntamente para mejorar las condiciones generales del paciente de cara a la intervención.
“El urólogo debe trabajar interdisciplinarmente con los servicios médicos implicados, con el objetivo de diagnosticar la fragilidad del paciente, sus limitaciones funcionales y cognitivas, detectar la polimedicación innecesaria, ajustar los tratamientos farmacológicos, conocer su estado nutricional para detectar la desnutrición y la sarcopenia y actuar sobre ambas condiciones, prepararlos psicológicamente para el proceso, optimizarlos para la anestesia y formarlos en el manejo de las derivaciones urinarias; actividades insoslayables, entre otras, del correcto proceso de preparación”, indica el Dr. Cabello.
En paralelo -continua-, “se ha constituido un equipo de urólogos especializados en esta cirugía que ha introducido y perfeccionado técnicas mínimamente invasivas como la laparoscopia y la cirugía robótica; y, a su vez, un equipo de médicos y enfermeras se ha especializado en los complejos cuidados perioperatorios”.
Resultados muy positivos del primer año del proyecto
Como resultado, en el primer año de funcionamiento de la vía clínica para el manejo perioperatorio de pacientes sometidos a cistectomía radical los días de ingreso hospitalario asociados a esta intervención se han reducido un 47,5 por ciento, con una media actual de 7,45 días; las complicaciones graves han disminuido en un 65,7 por ciento; las reintervenciones lo han hecho nada menos que en un 84 por ciento, pasando del 20 al 3,2 por ciento, y las realizadas por complicaciones se han reducido en un 59,7 por ciento. Además, con la aplicación de esta estrategia, la tasa de trasfusión ha pasado del 22 al 16 por ciento.
Estos resultados “son muy positivos, ponen de manifiesto que la colaboración multidisciplinar contribuye, sin duda, a mejorar los resultados clínicos, y son comparables con los publicados por los mejores centros mundiales de referencia, beneficiando a todos los pacientes atendidos en nuestro hospital para el tratamiento del cáncer de vejiga”, asevera en urólogo.
No obstante, el Dr. Cabello subraya la determinación del proyecto de seguir avanzando en su desarrollo y mejorando aún más en sus parámetros, por lo que, de cara a futuro, sus responsables están trabajando en el análisis detallado de los datos registrados, la posible inclusión de otros servicios que pueden ayudar a optimizar a los pacientes antes de la cirugía, la mejora en herramientas online y de consulta para el seguimiento de los pacientes y la potencial necesidad de nuevos recursos materiales y de personal.
Y es que, “esta vía clínica para el manejo perioperatorio del paciente sometido a cistectomía radical por cáncer urotelial nació con el objetivo de buscar constantemente la mejora para optimizar la evolución de estos pacientes, y en esa línea seguiremos avanzando”, concluye el especialista.
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