Hace menos de un mes podíamos leer en los medios el caso de Claudia González, una chica de 21 años que había decidido quitarse la vida y dejar una nota en la que culpaba a los “hijos de famosos” que acudían con ella al colegio de someterla a acoso escolar. Fue hallada sin vida al pie del cerro Santa Catalina de Gijón.
Pero, lamentablemente, no se trata de un hecho aislado y es simplemente un reflejo de la realidad a la que miles de niños se enfrentan cada día en las aulas. Según los últimos datos ofrecidos por la Fundación ANAR, la conducta suicida en niños y adolescentes ya se disparó en 2022 con 906 tentativas hasta el mes de agosto, la cifra más alta de los últimos 10 años. Además, según el informe, desde 2020 se han producido un total de 1.949 intentos de suicidio producidos por acoso escolar.
Y si, la realidad es que, en comparación con años atrás, esta problemática está cada vez más mediatizada, pero no lo suficiente ya que sigue muy presente en muchas de las aulas educativas de nuestro país. El bullying se ha vivido en los colegios desde siempre, pero ahora somos más conscientes porque desde hace unas décadas y gracias a tener más información al respecto, hemos comenzado a fijarnos más en estas situaciones. Sin embargo, que ahora haya aumentado su gravedad es porque a pesar de informarse de los casos más impactantes nos falta todavía concienciación y programas preventivos que se extiendan a todos los colegios. Según afirman los expertos, “no se hace un trabajo preventivo, ni en los colegios ni en casa y es donde deberían existir”.
Actualmente, los programas preventivos existentes se orientan a visibilizar el bullying para romper el silencio, algo que, si resulta una clave importante. Pero, para los expertos, aún hay cosas en las que mejorar para evitar estas muertes y no solo en los medios. “Debe haber mejoras en las condiciones de la enseñanza, porque si los centros se ven sobrepasados, por desgracia no pueden ayudar”. Un docente al que le guste y que pueda hacer bien su trabajo con satisfacción y con capacidades, es el mejor observador que hay para ver cómo funciona un grupo de niños. “Es una de las mejores prevenciones para el sufrimiento mental que puede llegar a sufrir un niño y por el que está aislando”.
El bullying y las consecuencias que conlleva, no solo se quedan en las aulas. Síntomas como la depresión, sentimientos de soledad, tristeza, miedo, preocupación, frustración, ira, irritabilidad, somatizaciones, trastornos del sueño, problemas de concentración y de rendimiento escolar, son señales que destacan los expertos a tener en cuenta como consecuencia del bullying. Además de síntomas de ansiedad y por último, como consecuencia más grave los ya mencionados intentos suicidas. Es decir, problemas de salud mental que deberían hacer plantearse a los centros educativos la posibilidad de implementar talleres sobre salud mental para alumnos y profesores. No con el objetivo de que todo el mundo sepa de salud mental, pero si para por lo menos poder hablar y exteriorizar lo que es la salud mental y lo sproblemas existentes. Es un sufrimiento y como tal, hay que sensibilizar al respecto.
Pero, ¿no existe ya la figura del psicólogo en los colegios para que los niños puedan hablar de sus problemas? En el ámbito escolar, el psicopedagogo es el profesional que se encarga de evaluar, diagnosticar y ayudar, de una forma personalizada a aquellos estudiantes que necesitan ayuda. No obstante, pese a que su labor cumple un papel importante, su figura no se encuentra en todos los colegios ni es del todo efectiva. Por ello, es tan importante poner en marcha una herramienta que permite identificar las dificultados ylos problemas existentes en los niños además de asesorar a los equipos directivos. El problema es que esto es un proceso al que no se le presta la atención suficiente y que por tanto, no se ha implementado en todas las comunidades.
El rol de los medios en el abordaje del bullying
Ahora bien, como ya se ha mencionado, visibilizar esta realidad es muy necesario, por lo que el rol del periodismo también tiene su parte de involucración. Los artículos periodísticos tienen, por tanto, como principan labor incluir la definición y caracterización del fenómeno de bullying, así como a las consecuencias, detección y posibles abordajes de esta problemática. Sin embargo, al final solo se habla de esto en los casos con mayor repercusión mediática que, por desgracia, som aquellos en donde se produce la muerte por suicidio del niño, niña o adolescente, presentándola como una consecuencia directa del bullying.
Es cierto que con la velocidad que los hechos se suceden y en el afán de comunicarlos para que no vuelvan a ocurrir, se redactan titulares y textos que luego nos confrontan con posibles hechos indeseados. Por eso, es importante tener ciertasnormas o consejos en cuenta y a considerar a la hora de escribir informaciones periodísticas referidas a tragedias vinculadas con hechos tan graves como el acoso escolar. Los periodistas deben ser conscientes de la repercusión de sus informaciones y de esta manera no solo aferrarse a contar lo sucedido, sino introducirlo en un contextosocial y educativo.
Por ejemplo, es importante que, sin ser expertos, los profesionales de la comunicación no diagnostiquen las situaciones. Es difícil saber si las situaciones límite fueron generadas por bullying u otros motivos. Seamos cautelosos, pensemos con lucidez, esperemos. Y, otra de de las reglas más repetidas es no adjudicar en ningún caso las causas del bullying a alguna característica de la víctima. “No se le hizo bullying “por extranjera”, “por obesa”, “por gay” sino por el odio que siente quien lo hace y la falta de recursos para pedir ayuda de los espectadores directos”. Y, por último, pero no menos importante, evitar fotos de la escuela, el barrio, el balcón o sitio en que sucedieron hechos trágicos.
En definitiva, la mirada integral sobre el bullying apunta entonces a trabajar en lo educativo, lo ético, lo familiar, lo institucional, incluso en lo filosófico y lo periodístico, agregando la educación emocional a modo de recurso para que los impulsos logren encontrar su camino de manera positiva, no a través de lo violento, para que en los ambientes en los que niños y grandes transitan a diario no sea ya tomado como normal que ocurra lo que, sin dudas, es un signo de disfuncionalidad peligroso, y a que a todos incumbe solucionar.
Seguiremos informando…