En la Tierra a jueves, noviembre 21, 2024

UNA DISCRIMACIÓN SIN FECHA DE CADUCIDAD 

Gordofobia y medios de comunicación, una relación directa

VIOLENCIA, ODIO Y RECHAZO 

Aunque se trata de un término que ya no resulta desconocido para la sociedad, todavía hay mil expresiones gordófobas y es que, nos hemos criado en un sistema que premia la delgadez por encima de todo

 

Actualmente vivimos en una sociedad que premia a aquellas personas que entran en el canon de belleza prestablecido y castiga a las que, por el contrario, no tienen un cuerpo denominado “normativo”. Una discriminación a la que se le conoce por el término de gordofobia. La definición más precisa es sencilla y directa: la gordofobia es el odio, el prejuicio hacia la persona gorda. Una realidad que todavía existe y que, con la llegada del verano, se torna todavía más complicada. La ropa se aligera y el día a día se puede volver más cuesta arriba, más cruel, nos podríamos atrever a decir, puesto que las personas englobadas dentro de este término se convierten en el centro de todas las miradas.

Es cierto que, desde hace tiempo, la OMS ya no considera la obesidad como una enfermedad, sino como un factor de riesgo que puede desencadenar enfermedades, como puede ser un consumo elevado de carne roja para el cáncer de colon, pero no una enfermedad en sí. Sin embargo, para las mayorías de personas esto sigue sin ser así. Una persona que exdece su peso “saludable” es considerada a nivel social una persona enferma y con una mala salud debido, seguramente, a sus malos hábitos. En cambio, si una persona está delgada, pero no se cuida, nadie opina al respecto.

Pues bien, ante dicho contexto, es necesario recordar el papel que juegan los medios, los profesionales de la información en este proceso. El lenguaje hace realidades y, en función de cómo pensamos o nos expresamos podemos dañar a muchas personas. En pleno 2023, todavía hay mil expresiones gordófobas, porque nos hemos criado en un sistema que premia la delgadez por encima de todo. Ser delgado te promete éxito, aceptación y estar más cerca del ideal de belleza que nos vendieron. Cuando la realidad es que nadie llega a ese ideal y, la mayor parte de nosotros, si no todos, vivimos o hemos vivimos frustrados con nuestros cuerpos porque nadie nos enseña como aceptarnos y querenos.

En cuanto a las prácticas que encontramos por parte de los medios y los periodistas, que nos demuestran a diario como la televisión, las revistas, los medios digitales… siguen fomentando la gordofobia, podemos mencionar las siguientes: en cuanto a los medios más enfocados en la moda, muchos de ellos siguen premiando la delgadez por encima de la causa que la origina; la mayoría de los medios siguen dando consejos de alimentación y deporte para reducir la obesidad, sin saber cuál es el motovo real que la causa; asímismo, creer y divulgar que con hábitos saludables todos podemos llegar a tener un cuerpo “normativo”; considerar a las personas gordas valientes por defender su cuerpo; proponer colores oscuros o considerar que las personas gordas tienen que vestir de determinada manera para disimular su cuerpo; y por último, considerar que toda persona gorda lo es por alimentarse mal y no moverse del sofá.

Por tanto, esto demuestra, una vez más, que la gordofobia, no es una cuestión de responsabilidad individual, sino de la población en general. Y debería abordarse como tal. De hecho, la OMS ha subrayado recientemente que la prevención y la gestión efectivas del sobrepeso requieren un enfoque integrado, que implique acciones en todos los sectores de la sociedad generando un impacto real.

Una nueva narrativa

Por ejemplo, hasta día de hoy ya son muchos los estudios dirigidos a estudiar las causas y consecuencias del estigma de peso y la importancia de abordarlo no solo como un asunto de salud pública, sino también como de derechos humanos y sociales. Informes que tienen como objetivo abordar la brecha existente entre las narrativas estigmatizantes en torno a la obesidad y los conocimientos científicos actuales sobre los mecanismos de regulación del peso corporal.

Y es que, gracias a los resultados se ha podido afirmar como las pruebas científicas demuestran que regular el peso no depende únicamente de la voluntad personal, sino que existen factores biológicos, genéticos y ambientales que contribuyen de forma decisiva. Sin embargo, en las campañas de salud pública, en el discurso político, en los medios de comunicación e incluso en la literatura científica se sigue señalando como principal causa de la obesidad a la responsabilidad individual. Esa narrativa desempeña un papel importante en la expresión del estigma social y refuerza los estereotipos basados en el peso.

Por ello, es necesario un esfuerzo conjunto de todas las partes interesadas –incluidos profesionales sanitarios, investigadores, responsables políticos, pacientes y medios de comunicación– para establecer una nueva narrativa que cambie el papel de las personas con obesidad de villanas a víctimas y elimine el estigma y la discriminación por el peso.Especialmente, el papel de los medios, quienes siguen dictando la opinñon social, es muy relevante para ayudar a acabar con el mensaje de odio existente.

La situación a la que se enfrentan las personas gordas a diario, es una imagen divulgada por los medios de comunicación de la obesidad que consigue transmitir prejuicios que perpetúan el estigma. Lo hacen mediante el uso de encuadres, imágenes y lenguaje que tratan el sobrepeso como un problema de responsabilidad personal más que debido a factores sociales. Sin embargo, algo tan sencillo como un tratamiento correcto de las informaciones podría contribuir a la eliminación de la gordofobia.

Al fin y al cabo, como se denunció en el Manifiesto Colectivo Del Día Mundial Contra La Gordofobia, “el enfoque normativo al peso (que es el que se utiliza actualmente) no promueve conductas de salud y, en realidad, daña más a las personas que un enfoque inclusivo al peso”, a lo que añadieron que, “debido al estigma y la disciminación, existe poca investigación sobre cómo mejorar la calidad de vida de las personas gordas que vaya más allá de una recomendación de pérdida de peso. Etiquetarnos como personas enfermas sesga la visión social y, en consecuencia, las personas gordas somos tratadas de manera diferenciada”.

En definitiva, es necesario recordar como en pleno siglo XXI es preciso evitar toda ridiculización de las personas debido a sus características físicas, así como evitar describir el peso corporal con terminología y lenguaje que puedan resultar ofensivos. Se trata de situar a las personas antes que a la enfermedad y no etiquetarlas. Por ello, dado el papel fundamental de los medios en la percepción del público, hay que destacar la importancia de su compromiso con esta causa para ofrecer una imagen justa, precisa y no estigmatizante de la obesidad.

Seguiremos informando…

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