El sector de la prensa española vive uno de los momentos más críticos en los últimos años. Gran parte de las plantillas siguen arrastrando la bajada de salarios que se llevó a cabo durante la crisis de hace más de una década. Mantienen los salarios congelados y hacen frente al incremento de precios que les genera una pérdida de poder adquisitivo cercano al 30%.
Por eso, han sido numerosas las plantillas que se han volcado con la celebración de los miércoles negros para hacer ver una realidad que ha estado en la sombra durante años. A algunos como los medios de Prisa –El País, Cinco Días, Cadena SER y Factoría de Noticias- y el diario El Mundo han pactado, después de meses de negociaciones, una subida salarial.
ABC , El Periódico y La Vanguardia, mantienen las protestas
Sin embargo, no todos han corrido la misma suerte. Dentro de las grandes cabeceras nacionales de nuestro país, hay dos, que continúan sin llegar a un acuerdo. La Vanguardia anunció hace escasos días la convocatoria de varias jornadas de huelga después de que la empresa se levantara de la mesa de negociación, rompiendo los acuerdos.
No es la única. También la plantilla de ABC busca soluciones a su precaria situación después de meses intentando llegar a un acuerdo con los directivos de la compañía. La plantilla ha convocado en las últimas horas una nueva reunión interna para fijar un calendario de nuevas protestas, entre las que no descartan la convocatoria de paros. A ellos se han sumado este miércoles los trabajadores de El Periódico, que han celebrado su primer miércoles negro.
Convenio congelado
El problema salarial es generalizado, la prensa regional también vive anclada con salarios y condiciones salariales obsoletas. Son muchas las plantillas que se han unido a la celebración de los conocidos como miércoles negros.
No ayuda el hecho de que el convenio que rige el sector siga congelado y que las conversaciones que tendrían que agilizar la firma de un nuevo convenio estén estancadas. La realidad es que el convenio de prensa diaria lleva meses paralizado después de que la última propuesta, realizada por la patronal, fuese considerada como irrisoria, al proponer un incremento salarial del 1%. Una medida interpretada como insuficiente, en el mejor de los casos, por los representantes sindicales.
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