Queda claro que el mercado latino es la ruina de muchos de los que se marcharon para engrandecer sus miras y horizontes. Todo empezó en centros de negocio, saliendo desde Barcelona o Madrid de la mano o del pie o del labio, que de todo hubo. Llegando con los fee de aquí para cobrar en denarios de allí, no convertibles… Hoy, facturo mil, me fumo un puro mientras llegan los desguazadores para hacerme la mudanza. Todo se cae para que todo permanezca. Hoy, muchas de las que quisieron estar allí, buscan desesperadamente cómo vender sus sucursales que piensan en colombiano, aunque hablen en colombiano. El fracaso se ve en las facturaciones que se dejan allí, que es inversamente proporcional a la riqueza que ya no van a poder conseguir aquí.