Cuidadín, cuidadín, se ha escuchado por la cadena de Fuencarral. Y es que hay que tener prudencia con lo que se tuitea, sobre todo si se confunden los caretos y se le atribuyen cosas a quien no se debe. Porque todo el mundo sabe que el muchacho -bueno, ya no tanto- lleva muy mal que le quiten protagonismo y dicen que lo de rajar con los periodistas le gusta lo que no está escrito. Blanco y en botella… ¿Siri?