Las redacciones están de luto, si ya, en su día, se hicieron y pusieron en marcha equipos para el fin de semana, por si a alguno le vencía el vértigo, ahora los editores se enfrentan a tener que crear dos plantillas de ocho horas para cubrir las 24 del día. Incomprensible pero cierto. Esto del periodismo, que ha sido toda la vida algo vocacional, como el médico o el cura, ahora tendrá que tener un horario para trabajar, tres días para descansar y un rato para pensar en el tema de mañana o estudiar, como me pillo los tres días sin justificar, que los uno a los del puente y el descanso por boda y mudanza y al final son 76 del tirón. Cuando veo a Antonio Naranjo, ejemplo de pluriempleo, o a Marhuenda, hoy más retirado pero visitante de todas las tertulias que se precien… Domingos, lunes de votaciones, sábado de reflexión… siempre están ahí… Hablaré con Yolanda o con su amanuense el maestre de ceremonies y que nos expliquen, para que lo entienda Rubido, cómo se hace para gestionar un barco a remos sin remeros…