Se estima que alrededor del 27% de los hombres y el 3% de las mujeres desarrollarán una hernia inguinal en algún momento de su vida. Esta patología, que consiste en la aparición de un bulto o salida del contenido del abdomen en una o en las dos ingles, está causada en la mayoría de los casos por un sobreesfuerzo. Aunque no suelen ser peligrosas, pueden causar dolor y en ningún caso desaparecen por sí solas.
Las hernias inguinales sintomáticas deben tratarse para evitar un problema grave de salud, siendo la cirugía la única opción para ello. Alrededor de 20 millones de personas se someten cada año a una cirugía de hernia inguinal. De hecho, siete de cada diez hombres que retrasan la cirugía desarrollarán nuevos o peores síntomas y necesitarán finalmente cirugía en un plazo de cinco años.
El Hospital Universitario Infanta Elena consolida su experiencia en cirugía laparoscópica para el tratamiento de las hernias inguinales, al acumular más de una década realizando este abordaje quirúrgico. Actualmente, el centro hospitalario lleva a cabo este abordaje quirúrgico tanto en hernias unilaterales como bilaterales, en más del 80% de los casos, frente al 10% que reportan la mayoría de los centros hospitalarios del país, en los que se trata esta patología mayoritariamente con cirugía abierta.
“La cirugía laparoscópica es una de las intervenciones más efectivas porque reduce el dolor postoperatorio y el entumecimiento de la zona, ayuda a una reincorporación más temprana a la actividad habitual y ofrece un mejor resultado estético”, asegura el Dr. Santos F. Jiménez de los Galanes Marchán, jefe del Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del hospital valdemoreño, y añade que, “a pesar de las ventajas, se trata de una técnica no implementada del todo en España”.
El Hospital Universitario Infanta Elena cuenta con una unidad especializada que trata con laparoscopia la patología de la pared abdominal de mayor complejidad, como las hernias secundarias a incisiones o la diástasis de rectos, apoyándose en medidas de prehabilitación. En esta unidad, los expertos aplican las técnicas TAPP (corrección herniaria por vía transabdominal preperitoneal) y TEP (abordaje total extraperitoneal), en función de cuál es la que aporta mayor beneficio al paciente. Aunque con ambas se obtienen resultados similares, la que usa TAPP precisa un acceso a la cavidad peritoneal para incidir sobre el peritoneo, disecar la región inguinal y colocar una malla; TEP, en cambio, es más compleja y no requiere acceder a la cavidad peritoneal para colocar la malla, de ahí que los riesgos de lesión a los órganos internos sean menores.
Desde la introducción de este procedimiento en el centro hospitalario valdemoreño en el año 2010, se ha intervenido con él a más de 200 pacientes al año, por lo que hasta la fecha el número total acumulado asciende a más de 2.500.
La mayoría de las sociedades científicas internacionales admiten que la reparación laparoendoscópica es una de las técnicas mejor valoradas, siempre y cuando se disponga de los recursos y experiencia necesarios. Asimismo, las guías actuales recomiendan la laparoscopia en mujeres, pacientes jóvenes, deportistas, casos con gran dolor preoperatorio o recidivas de la vía anterior, y recalcan que su uso debería aplicarse siempre que “se cuente con un cirujano con la preparación necesaria y los medios sean adecuados”. De ahí la importancia de iniciativas como el curso “Cirugía endoscópica de la hernia inguinal” que el Infanta Elena organiza bimensualmente para la formación de profesionales en esta técnica, apunta el Dr. Jiménez de los Galanes.
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