Se le cayó la careta. Se le cayó el sostén, su sostén. ‘Sostén que me ha de soportar, debe llevar ballenas de refuerzo’, decía la canción. Hoy, la casa se vació. El piloto demostró su poca gallardía y aterrizó en la cabeza de los Viven… ¡Una gran mentira! Como la entrevista de Évole, que cada vez son menos de nada, gracias. En breve, el caballero de la polaina en Boston desde el nacimiento de sus huesos, continuará con pico y morro fino persiguiendo perfiles adolescentes para olerse el brasier. Lo que no saben, ni se esperan es que la salida de Dios provocará, entre otras, pérdidas de memoria, explosión de globos oculares y olvido permanente. Se acerca el día en que se escucharán descorchar las botellas de cava catalán del Bronx.