El aniversario del 11-M ha despertado muchas sensibilidades. Las heridas del terrible atentado de Madrid aún no han cicatrizado y hay quienes aún siguen instalados en aquellos días por cuestiones ajenas a las víctimas. El papel de los medios de comunicación fue crucial durante los días posteriores, cuando casi todos hablaban de la autoría de ETA, especialmente 24 horas después de lo sucedido.
Sin embargo, poco a poco la tesis fue perdiendo fuelle, y en su lugar fue ganando enteros la de la autoría islamista. Un caso paradigmático es el de ABC. En aquellas fechas, según su por entonces director José Antonio Zarzalejos, el diario sufrió fuertes presiones por parte del Gobierno de José María Aznar, interesado desde el principio en atribuirle la terrible matanza a la banda terrorista.
Así lo recuerdan en las páginas de la cabecera de Vocento y recientemente también en una entrevista con Jordi Évole para laSexta. José Antonio Zarzalejos echa la vista atrás y saca pecho por cómo gestionó las presiones a las que se vio sometido, sin ceder a ellas.
En un artículo titulado “ABC, en el lado correcto de la historia”, los periodistas Pablo Muñoz y Cruz Morcillo, de la sección de Sucesos en aquel momento, hacen un repaso de su labor informativa durante aquellos días de 2004.
“El frentismo, como era previsible, se trasladó a los medios. Los conservadores, salvo ABC, empezaban a avalar teorías ‘creativas’ sobre la autoría de la matanza. Ya entonces comenzaron las primeras presiones sobre el periódico. ¿Por qué no se sumaba a ese coro mediático, que además sostenía una argumentación tan sugestiva?”, rememoran en clara referencia a la línea editorial de El Mundo, que defendió la autoría de ETA a capa y espada.
Aquellas presiones le costaron a Zarzalejos la dirección de ABC. Sin embargo, poco tiempo después volvería a ejercer como máximo responsable del periódico. “ABC no se sumó a la ola de desinformación y mentiras y eso indignó a quienes la impulsaban. Por una razón: el peso del periódico en el centro-derecha era muy importante y la legitimación total de esa operación político-mediática solo era posible con su participación”, explican Muñoz y Morcillo.
División en la derecha mediática
Si ABC pronto rectificó y dejó de secundar la teoría de la participación de ETA en los atentados del 11-M, El Mundo siguió un camino radicalmente opuesto. El diario de Unidad Editorial, con Pedro J. Ramírez a la cabeza, se mantuvo siempre leal a lo que más tarde se conoció como “teoría de la conspiración”.
Una teoría secundada durante años también desde la derecha política, que aún hoy mantiene algunas dudas sobre la autoría total de la célula islamista que atentó en Madrid aquel 11 de marzo de 2004.
De aquellos barros, estos lodos. El Mundo no atraviesa su mejor momento en términos de credibilidad; tampoco ABC. Desde entonces ambas cabeceras mantienen un pulso por atraer a los lectores de centro derecha. Una enconada batalla que se perpetúa año tras año sin que de ella salga un ganador claro.
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