No hay tregua en Radio Televisión Española. La corporación pública vive estos días una nueva polémica; esta vez por un inminente estreno: Supernanny. María Escario, defensora de la audiencia, ha solicitado al ente que valore la suspensión del estreno del programa por la posible “estigmatización” de los niños que aparecen en este revival del formato original de Cuatro.
El origen de este toque de atención hay que buscarlo en X (Twitter), desde donde una usuaria se comunicó con Escario para trasladarle su preocupación sobre este asunto. “Me han contestado de esta forma tan considera y preocupada. Así da gusto”, escribía al tiempo que adjuntaba la respuesta de la periodista de RTVE.
A través de una carta, Escario ha traslado a Concepción Cascajosa, presidenta interina de la corporación, su “valoración acerca del contenido” de Supernanny. “En este caso, actúo tanto de oficio como a instancias de las quejas recibidas en el correo de la Defensora de la Audiencia, potestad que me otorga el Estatuto que rige mis funciones”.
Escario trasmite la “preocupación por el hecho de que la exposición de menores en este programa en situación de conflicto personal pueda vulnerar sus derechos fundamentales y estigmatizarles en su entorno social”.
Asimismo, y “conforme a la obligación legal de RTVE de proteger los derechos de los menores y mi deber como Defensora de la Audiencia de atender de manera especial las quejas relacionadas con la protección de la infancia y la juventud”, la comunicadora señala que ha solicitado “que los responsables de la corporación RTVE valoren la conveniencia de emitir este programa en la televisión pública española”.
Contenidos bajo la lupa del espectador y de los poderes políticos
No es la primera vez -ni será la última- en la que un programa de RTVE se cuestiona y es objeto incluso de debate público. El caso más reciente lo encontramos con David Broncano y La Resistencia, que tendrá un coste para la corporación ligeramente superior a los 28 millones de euros.
Pese a que sus contenidos son una incógnita, la decisión de fichar al humorista jienense se ha puesto en entredicho tanto dentro como fuera del ente público. Especialmente desde la oposición al Gobierno, que ha visto en este movimiento una estrategia de La Moncloa para contrarrestar a un Pablo Motos que se percibe como un agente mediático contrario a sus intereses.
Al margen de cuestiones puramente políticas, otros espacios de RTVE como MasterChef también han sido muy cuestionados. El talent culinario sale a polémica por edición y, pese a contar con una legión de fieles seguidores, existe un importante número de detractores que piden año tras año su cancelación, especialmente cuando se trata de la versión Celebrity.
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