Detrás de la esquina en la que da la vuelta el viento me pongo mi sombrero. Cuando me la agarro con la mano se la veo al ese. Ahora me marcho a ver a cristiano a ver si me presta para una de trasplante o una de piratas, como diría Serrat. Después de seis años de condena me marcho a tomarme unos perritos al badulaque, que para eso me pagan. Obdulia, Obdulia, Obdulia capullito de alelí.