Las perforaciones septales son orificios anormales en el tabique nasal (la pared que separa las dos fosas nasales) que varían en tamaño y ubicación, y que pueden causar una variedad de síntomas, desde molestias leves hasta problemas más graves, siendo los más comunes la dificultad para respirar, la aparición de costras nasales, las hemorragias o los silbidos involuntarios en la respiración.
Se trata de un problema de salud en cuyo abordaje es clave la especialización y experiencia, como la que ofrece la consulta monográfica de patología nasal del Hospital Universitario General de Villalba, que trabaja en su evaluación y tratamiento.
“Entre las causas más comunes de las perforaciones septales se encuentran las cirugías nasales previas, como la rinoplastia o la septoplastia; los traumatismos nasales (golpes directos en la nariz, especialmente si se produce un hematoma en el tabique); las infecciones crónicas o agudas de la nariz (dañan el tejido del tabique); las enfermedades sistémicas como la granulomatosis con poliangeítis (anteriormente conocida como granulomatosis de Wegener); la exposición a sustancias químicas irritantes o tóxicas; o incluso el uso intranasal de drogas (especialmente la cocaína, que puede erosionar el tejido nasal)”, explica el Dr. Gonzalo Díaz Tapia, jefe asociado del Servicio de Otorrinolaringología y Patología de Cabeza y Cuello del centro villalbino.
Si bien se estima que en la población general su presencia es relativamente baja, en grupos específicos, como pacientes con enfermedades autoinmunes o usuarios de drogas intranasales, la prevalencia puede llegar a ser significativa.
Su abordaje pasa por la cirugía, indicada cuando la perforación septal presenta síntomas especialmente molestos y cuyo objetivo es restaurar la función nasal y mejorar la calidad de vida del paciente. Sin embargo, “la reconstrucción de las perforaciones septales, para la que se utiliza tejido de la propia fosa nasal, que se reubica en forma de colgajo para cerrar con él el defecto del tabique, constituye un desafío médico debido a la complejidad de la anatomía nasal y a la variabilidad en el tamaño y la ubicación de la perforación”, señala el Dr. Díaz.
Avances significativos
En los últimos años, ha habido avances significativos en la reconstrucción de las perforaciones septales. Por ejemplo, el desarrollo de técnicas endoscópicas ha permitido una mayor precisión en la reparación de las perforaciones, con menos complicaciones y tiempos de recuperación más cortos, permitiendo además realizar la cirugía a través de los orificios de la nariz sin necesidad de realizar ninguna incisión externa, de modo que el abordaje es mínimamente invasivo.
“También la investigación en nuevos biomateriales ha llevado al desarrollo de injertos más compatibles y duraderos, lo que mejora las tasas de éxito de las cirugías”, apunta el especialista, añadiendo que “la aplicación de técnicas de imagen avanzada y planificación quirúrgica personalizada ha mejorado también los resultados de las cirugías, adaptando los procedimientos a las necesidades específicas de cada paciente”.
En este sentido, el Dr. Díaz destaca el interés del Hospital Universitario General de Villalba en la investigación de esta patología y subraya la colaboración realizada, junto a la Fundación Jiménez Díaz, en una publicación en la revista científica European Archives of Oto-rhino-larryngology (PMID: 30402795), así como su participación en la mesa redonda sobre perforaciones septales organizada en la última reunión anual de la Comisión de Rinología, Alergia y Base de Cráneo Anterior de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).
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