Hace ya una semana que una DANA sin precedentes causó estragos en un total de 68 municipios de la Comunidad Valenciana, convirtiéndose en la segunda más trágica de la historia de España, con un total, por el momento, de 217 fallecidos y con unos supervivientes que se encuentran totalmente desamparados por las autoridades.
Mientras los efectos devastadores del temporal se extendían y las personas afectadas pedían respuestas claras y rápidas, muchos representantes estaban más enfocados en discursos vacíos y ataques contra sus compañeros, que en brindar información útil o coordinar acciones efectivas. Es decir, una falta de liderazgo y comunicación en un momento tan crítico que subraya un problema de fondo que va más allá del clima: la desconexión entre quienes gobiernan y quienes viven las consecuencias de sus decisiones (o su ausencia).
No hubo comunicación de riesgo por parte del Gobierno Autonómico
Sin embargo y a pesar de los errores estratégicos cometidos en los últimos días ante las consecuencias de la DANA, la falta de organización comenzó días antes. El martes el president comunicaba ante los medios que no existía amenaza (“se espera que a las 18:00 [el temporal] disminuya su intensidad”; “afortunadamente sin ningún daño material, sin alerta hidrológica”), siendo, claramente, la comunicación de riesgo para València inexistente.
Un riesgo que, sin embargo, lo venía anunciando la AEMET desde, el 23 de octubre, con comunicados mucho más serios el 27. Expertos como el director de AEMET-Comunitat Valenciana, José Ángel Núñez, si han salido afectados ante los ciudadanos y han subrayado, con diferentes grados de emoción e impotencia, que esos mensajes de aviso se emitieron pero no calaron. “Los organismos de la Generalitat no hicieron caso, aunque sí hubo instituciones, como las dos universidades públicas valencianas, que desde la noche del 28 tomaron medidas para proteger a las personas” afirman.
Realidad que comunicativamente empeora si se tiene en cuenta que la presencia del president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón Guixot el 31 de octubre tras la tragedia vivida se resume en el uso del “yoismo” (“Yo no tengo ninguna información del Gobierno Central”; “he sido yo el que me he tenido que ir informando”) y la exculpación de responsabilidades, trasladándolas, en su caso, al Gobierno de Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez pide “de forma indirecta” que Moncloa y Mazón se hagan cargo de lo sucedido
Sin embargo, Mazón no es el único que intenta eludir sus responsabilidades, Ante las críticas por la falta de ayuda inmediata frente a la reciente DANA, Pedro Sánchez compareció ante los ciudadanos para responder de forma ambigua, esquivando una explicación directa sobre por qué no se ha movilizado asistencia de emergencia desde el primer momento y sobre por auqé las autoridades todavía no han sido enviadas a ayidar en las regiones afectadas.
Por tanto, aunque ha señalado la importancia de la colaboración entre diferentes niveles de gobierno y ha destacado el papel de las administraciones autonómicas y locales, su mensaje ha evitado abordar directamente la falta de intervención del Gobierno central asegurando que ” si no han actuado es porque el president no se lo ha pedido”. Esta postura ha sido interpretada por algunos como un intento de “echar balones fuera”, trasladando la responsabilidad de la respuesta inicial a otras autoridades en lugar de asumir la falta de acción coordinada desde Moncloa.
Además, ante una catastrofe que ha afectado gravemente a varias regiones de la Comunitat Valenciana, el presidente Pedro Sánchez ha lanzado mensajes que, aunque de manera indirecta, sugieren la responsabilidad de instituciones clave como Moncloa, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, y por supuesto de la Generalitat Valenciana, en la gestión de estos fenómenos.
En concreto, Sánchez ha señalado la importancia de una respuesta rápida y coordinada, apuntando, sin mencionar nombres directamente, a la necesidad de que tanto el Gobierno central como las autoridades autonómicas y locales asuman su papel y tomen medidas preventivas y correctivas. Declaraciones que se interpretan como una llamada de atención para que todos los niveles de gobierno se hagan responsables de los efectos y la gestión de una realidad que, por el momento, están solventando los propios ciudadanos sin respuesta de ninguna autoridad políticia.
En definitiva, se estña comprobando que ningún error político es “solo” un error de comunicación; una ausencia de planificación comunicativa refleja un descontrol previo en el plano de la gestión y las decisiones políticas. Y tanto la comunicación de riesgo como la de crisis exigen un saber actuar que solo pueden construirse con miradas políticas a largo plazo; nunca con las que descartan sistemáticamente la previsión y la prevención, y desprecian explícitamente el trabajo de los profesionales públicos.
Seguiremos informando…