La declaración de Iñigo Errejón ante el juez el próximo martes, va a resultar otra prueba de fuego para Sumar. Y es que a pesar de que la coalición haya reprobado a su exportavoz, todavía continúa arrastrando plomo en las alas por su pésima gestión en comunicación.
Desde el primer momento, Sumar demostró ir a rebufo de los acontecimientos y dejó clara su falta de preparación y su amateurismo en dicha materia. Su portavoz, Elisabeth Duval, sólo consiguió dejar a la formación en peor situación, como pudo verse en un ’59 segundos‘ que resultó letal. Los juicios fueron duros: desde quienes achacaban el golpe a la moda de fichar a nombres potentes en redes y medios pero sin formación, para afrontar una crisis en comunicación, a una ausencia total de apoyo y elaboración de un argumentario razonable por parte de Sumar, para afrontar el tsunami de Errejón.
Pero, junto a esto, hubo otros errores, como la falta -probablemente por lo ya mencionado- de una respuesta conjunta de cargos y electivos de Sumar, que se movieron entre el silencio y los mensajes contradictorios.
Tampoco la comparecencia de buena parte de la plana mayor de Sumar, encabezada por Ernest Urtasun, acabó de reforzar un mensaje claro de la formación. En realidad, la rueda de prensa sólo sirvió para transmitir una imagen de sacar balones fuera de manera apresurada, reconociendo fallos en los “protocolos”. Asimismo, se limitó a señalar la activación de otro paquete de esos mismos protocolos. Algo que un experto en comunicación definiría como la transmisión de un mensaje pobre, extraño y contradictorio y que contrasta, además, con el supuesto nivel intelectual de quienes integran la cúpula de dicha formación.
Y, por supuesto, Yolanda Díaz demostró también la ausencia de nivel en la materia, a pesar de contar con los recursos de la formación y con los de toda una Vicepresidencia y Ministerio de Trabajo. Las declaraciones de Díaz, una vez más, se quedaron en la forma y en los lugares comunes, lo que no contribuyó a disipar la sombra de sospechas sobre el conocimiento de los comportamientos de Errejón. Pero, sobre todo, y lo que es peor para Sumar, a calmar la seria crisis reputacional que vive esa sigla, que desaparece en el café de la mañana del presidente Pedro Sánchez.
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