Analía Plaza, Alberto Muñoz y Juanjo Talavante han sido los protagonistas de tres salidas de ‘El Periódico de España’, el proyecto lanzando por Prensa Ibérica para desembarcar en la capital hace tres años. El tres parece haberse convertido en el número ‘brujo’ que persigue al rotativo de Javier Moll, ya que a esta remesa de periodistas se suman tres cambios en la dirección.
Si ‘EPE’, como es conocido, lleva tres años de vida, éstos no han dejado de ser agitados a nivel interno. Y es que, como reconocen fuentes del sector, no es normal que un diario haya contado con tres directores diferentes en tan corto periodo de existencia. ‘EPE’ contó como director fundador con Fernando Garea, pero -según parece, a causa de su escasa sintonía con el director de Relaciones Institucionales de Prensa Ibérica, Carmelo Calvo, ‘supervisor’ del proyecto desde su nacimiento- éste salió del proyecto.
Para sustituir a Garea se contó con una ‘histórica’ de ‘El Periódico’: su delegada en Madrid, Gemma Robles. Ésta ocupó el puesto hasta el pasado mes de abril, cuando fue designada directora de la Red de Contenidos de Prensa Ibérica. Entonces, le sustituyó al frente de la dirección de ‘EPE’ Ferrán Boizá, que está al frente del rotativo desde entonces. Tres directores en tres años de desarrollo; prácticamente, a director por año.
De la relevancia del papel a lo digital
Pero todo esto se suma también a decisiones empresariales que no han sido interpretadas de forma positiva. Por ejemplo, la cancelación de la edición impresa para volcarse en lo digital. Algo que, por otra parte, entró de forma directa en contradicción con la filosofía original del proyecto, que consistía en el desembarco de Prensa Ibérica en Madrid con una cabecera en papel.
Esta decisión, que en su momento se achacó a un intento de restringir gastos a causa de la sangría económica que representaba el papel, levantó diversos ‘warnings’. Y es que la cabecera, además, tampoco consiguió poder de penetración. De hecho, y pese a la campaña previa desarrollada por Calvo entre la clase política, económica y mediática, ‘EPE’ no destacó.
Por otra parte, toca preguntarse si las premisas del proyecto original no se dieron de bruces con la realidad. En su momento, uno de los damnificados por el lanzamiento del diario, ‘El Confidencial’, revolvió el patio al insinuar conexiones e intereses políticos en la aparición de ‘EPE’, enfocando al jefe de gabinete de Pedro Sánchez en aquél momento, Iván Redondo. Es cierto que ‘El Confidencial’ de Totoyo Sánchez y Cardero sangraba por la herida: Prensa Ibérica ‘pescó’ en su redacción, empezando por Fernando Garea, que tentó -y se llevó- a diversos periodistas del digital.
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