Antena 3 estrena esta noche la quinta edición de El Desafío. El programa presentado por Roberto Leal regresa al prime time de los viernes con un casting muy atractivo, donde destacan Victoria Federica de Marichalar o Genoveva Casanova, entre otras.
El elenco de concursantes lo completan Feliciano López, Gotzon Mantuliz, Lola Lolita, Manuel Díaz “El Cordobés”, Roberto Brasero y Susi Caramelo. Todos ellos competirán en diferentes pruebas para convencer al trío de jueces formado por Santiago Segura, Pilar Rubio y Juan del Val.
Y al frente del programa, Roberto Leal (Alcalá de Guadaíra, 1979), que vive uno de los momentos más dulces de su carrera profesional. El periodista y presentador sevillano asegura que sería demasiado abusivo querer más cosas en lo que respecta al terreno laboral.
¿Estamos ante la mejor edición de El Desafío?
Es que creo que al final puede ser un eslogan manido el decir cada año que es la mejor, pero es que es verdad. Yo creo que la clave de que el programa funcione es que se parten la cabeza buscando pruebas que realmente consigan, ¿no?, por lo menos elevar un puntito lo que ya conseguimos el año pasado.
Y luego a parte el casting, que tiene también su morbo, su nombre y apellidos y tal. Creo que han conseguido elevar las pruebas y convertirlos ya en un show que, oye, yo sí que si se cobrase entrada al público, la pagarían tranquilamente porque son dos horas de show ininterrumpido y cuando se interrumpe, es un show en sí mismo.
Creo que esta edición supera la anterior entre otras cosas porque hemos aprendido cosas de la anterior que necesitábamos mejorar también, incluso técnicamente. Ha habido muchos momentos dramáticos, dicen, ¿es la que más se ha llorado? No sé si la que más se ha llorado, porque se llora bastante en todas, pero sí en la que, por ejemplo, yo personalmente he tenido bastantes momentos de pensar si, por mucha seguridad que hay, no se nos ha ido de las manos en algún momento… pero no por el programa, si no por los concursantes.
Creo que al final, cuando van empatados o van en un ranking que está tan apretado, hostia. Es gente, yo qué sé, como la propia Victoria Federica, que al final todos estamos hablando y que empieza como asustada… ya la vais a ver, que al final ella misma va pidiendo echarse cosas encima.
¿Lo has pasado realmente mal grabando?
Claro. Y lo he pasado mal en esos momentos. Y después la apnea siempre lo paso mal y encima este año les ha dado por meterle fuego a todo, pues entonces, claro, es como, o sea… Mirad, que yo no lo he pedido esto, ¿sabes? Que se queme quien quiera, que lo tienen por contrato, yo no.
¿A Genoveva Casanova la has visto especialmente afectada por la situación que estaba viviendo?
Creo que Genoveva ha hecho un ejercicio, como nos pasa mucho a los profesionales, a vosotros pasará también, de separar lo que es trabajo de casa y lo que es trabajo de lo personal. Cuando entraba en el plató yo no la he notado nunca que estuviese agobiada por lo que pasaba fuera y tal.
Sí que he notado, cuando se lesiona, que la evolución de ella… si esa mujer no se llega a haber lesionado desde el principio podría haber sido una de las ganadoras clarísimas. O sea, a mí Genoveva me ha sorprendido gratamente, porque tiene esa voz que tiene, tan gentil, tan como alguien adorable, achuchable. Y luego, en los últimos programas yo flipaba. Digo, ¿esto qué es, esta transformación? El pelo suelto, una leona allí… Cualquiera que se pusiera por delante, se lo llevaba. O sea, me ha sorprendido.
Y con Victoria me ha pasado igual. Victoria, al final se habla de que empezó más tímida pero, hostia, es clarísima finalista de esta edición. Y por mucho que pueda pensar, me preguntaban de un compañero, ¿se la ha cuidado especialmente? Claro, si ha habido trato de favor, que todo el mundo se lo puede preguntar. Pero evidentemente no, es la pregunta que le sale a mucha gente.
Ella ha hecho un ejercicio de decir, oye, yo quiero demostrar también todo lo que soy capaz de conseguir. Y su evolución es, junto con la de Genoveva… Y además son los dos nombres que más despiertan al momento de ver el programa. Ambas han dicho “vais a hablar de mí por El Desafío y luego ya, si queréis, por el resto.
¿Y tú crees que tenían presión extra?
Pues seguramente, entiendo que sí, yo no lo sé. Porque yo jamás he traspasado la barrera profesional. Siempre mantienes la distancia. Sí, porque… Bueno, sí, ya llego a tener una amistad con ellas, de sentarme a tomarme un café, pero claro, eso en el programa no va a lugar.
¿Después de tu experiencia en López y Leal contra el canal, te ha picado el gusanillo de decirle a Jorge Salvador que te pusiera alguna prueba?
Recuerdo que hice algo de baile, pero más casi de corista. No, no, al principio… Este año creo que es al final. No recuerdo, pero sé que algo de baile he hecho. Incluso me planteé hacer algo más grande, pero tenía una lesión de hombro por el tema del crossfit, que ya no tengo edad, y quería hacer algo de eso, y dije, no puedo, porque me duele, no voy a hacer el mono.
¿Qué es lo que más te llama la atención?
Tirarme al vacío, que lo han comentado muchos compañeros. Cuando veo algo así tipo gincana, que es como un poco programa hecho de… ¿Te acuerdas el mítico humor amarillo? Que salta aquí, te agarras, ruedas… Eso me gusta, y cuando lo están preparando muchas veces, Jorge Salvador -productor de El Desafío– me dice “¿te quieres bajar de ahí, te quieres estar quieto?”.
Pero luego, cuando veo apneas y veo pruebas de fuego y pruebas tal… no, no. Yo, por ejemplo, esa cubeta con hielo… no tengo necesidad de eso. Otra cosa es que me deje la piel como un delfín y me quite estas arruguitas que tengo en la frente desde que tenía diez años. Pero si no, no.
¿Cuál dirías es tu talento oculto?
Pues no lo sé. Yo lo que creo que al final, a mí esto me viene muy bien, primero, para aprender a escuchar, que creo que es fundamental en este oficio. Es algo que he aprendido durante 20 años de carrera y en este programa es súper necesario, porque, te parecerá una contradicción, pero hay mucho silencio, mucho silencio. Y escuchar un silencio en la tele es muy violento.
Porque tú tratas constantemente de rellenar ese hueco porque piensas que no hay nada más importante que la palabra. Y hay veces que no. Y en este programa ocurre mucho. No, creo que aquí una de las cosas que destaca a todo el mundo es el superpoder que tenemos todos, aunque no lo veamos, que es el de la empatía. En este programa, tienes que tener muchísima empatía.
Tú eres la bisagra entre jurados y los concursantes. Y si tú no eres el pilar en el que ellos se apoyan en cuanto terminan una prueba, este programa también sería, a lo mejor, quizás un poco más frío. Creo que a cualquier persona que esté en primera fila viviendo ese momento, lo que le sale es, o emocionarte, o reírte, o hacer lo mismo, pero sin hacer la prueba.
¿Cuál dirías que es tu miedo?
Me da mucho miedo, y no sé por qué, las pruebas de escapismo. Yo, desde pequeño, muchas veces he soñado que me caigo en un tubo. Como si fuese Mario Bros, no sé por qué. O sea, no hay nada que me agobie más que cuando estoy durmiendo en invierno y me enredo con la sábana y, coño, pienso que me están agarrando o algo.
¿Qué desafío te gustaría para el 2025?
Bueno, pues mira, perdurar con este buen momento que está teniendo ahora mismo Pasapalabra, que, joder, que nos manda una alegría, que ayer fue un 18, por ahí creo que estamos en un buen momento otra vez, que se ha encontrado un duelo ahí muy chulo entre Manu y Rosa.
Después que El Desafío vaya bien, que las expectativas están muy bien, pero luego tiene que funcionar. Al final, estamos ahí en el mercado de la competencia y todo el mundo tiene derecho a cambiar de canal. Nosotros trataremos de hacer lo posible por que esto enganche.
Y luego poco más, realmente… Es que sería también bastante abusivo decir… ¿Quiere otro programa? No, lo que venga bueno será, y si no viene nada es que yo no puedo pedir nada más. Es que tengo dos programas, uno de la tarde bastante afianzado y otro en prime time que funciona porque ya vamos por la quinta edición.
Seguiremos Informando…