Joaquín Manso ha recibido un balón de oxígeno con la sentencia judicial que desmonta los argumentos de Silvia Intxaurrondo, encargada de haber llevado a tribunales una información que el Juzgado ha considerado veraz: la referente a la cantidad de su contrato en TVE, por valor de 537.000 euros, y la fecha en que se negoció, coincidiendo con la agresiva entrevista desarrollada al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, aplaudida desde los medios más favorables al Ejecutivo sanchista.
El varapalo a Intxaurrondo, además de la satisfacción moral por haber dado un zasca a la que algunos -dentro y fuera de la Corporación- consideran una integrante de la nueva Inquisición al servicio gubernamental pagada con dinero público, ha servido para reforzar su posición como director y lavar el nombre de la autora de la información, Esther Mucientes, que, además del proceso en los tribunales, había sido acosada en redes por los defensores de la empleada de TVE.
Y es que en los últimos tiempos Manso ha sido objeto de diversos ataques sibilinos desde sectores cercanos al Ejecutivo, según apuntan fuentes vinculadas a Unidad Editorial. Una ofensiva que forma parte de la acción generalizada desde Moncloa y PSOE, en unión con sus terminales, para poner palos en los engranajes de los medios críticos con Pedro Sánchez.
Estas campañas, según apuntan diversas fuentes del sector, se dirigen de forma especial contra los medios que han denunciado algunas de las actividades del Ejecutivo y sus terminales. En el caso de Manso, la intención -a través de lo de Intxaurrondo- era buscar colocarle a ‘El Mundo’ la vitola de “pseudomedio” y de “manipular”.
Una táctica que ya se empleó en su día, también, contra ‘El Confidencial’, y cuyo director, Nacho Cardero, ha pasado de ser alguien cercano al exjefe de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, a ser considerado una de las ‘bestias negras’ del equipo de Moncloa.
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