‘La hemos cagado por completo’. Las palabras de Michael Horn, responsable de Volkswagen en EEUU, describen a la perfección el sentir de una compañía que se encuentra en el centro de la polémica, después de que se destapara que había mentido con respecto a las emisiones de gases de sus vehículos Volkswagen y Audi en el país norteamericano, 40 veces los límites legales. Y es que tras descubrirse que Volkswagen había instalado un dispositivo en más de medio millón de coches para hacer trampas en los controles de emisiones de partículas contaminantes, ahora la compañía no sabe cómo salir de una situación que ya está saliendo muy cara a su marca. ‘Pagaremos lo que tengamos que pagar’, continuaba Horn en su primera comparecencia tras destaparse el escándalo. Lo cierto es que su imagen ya está pagando las consecuencias de una mentira que ha acabado con su reputación de un plumazo.
Caídas en bolsa que están haciendo que el gigante automovilístico alemán se tambalee (Volkswagen ha informado de que va a crear unas provisiones de 6.500 millones de euros en el tercer trimestre del año y que revisará el objetivo de beneficio para 2015), pérdida de valor de miles de millones de dólares (el viernes su capitalización bursátil ascendía el viernes a 77.800 millones y ha perdido desde entonces más de 30.000 millones de dólares) o una nueva investigación abierta en Alemania son otras de las consecuencias que la compañía está sufriendo tras destaparse la manipulación del software que mide sus datos de emisiones contaminantes.
Este hecho que ha obligado a Volkswagen a reconocer que trucó sus vehículos para eludir las normas medioambientales de EEUU. Pero ya es tarde, porque se enfrenta a multas multimillonarias (se habla de 18.000 millones de dólares solo en EEUU), a acusaciones penales para sus directivos, a una posible investigación criminal y al declive de su imagen, lo que va a repercutir de forma muy negativa en sus ventas. Y ya está repercutiendo en la propia imagen hasta de la propia Alemania y de su industria automovilística.
El fabricante automovilístico quiere recuperar la confianza de sus clientes y la reputación perdida tras este escándalo, pero lo va a tener muy difícil después de que, además, haya tenido que reconocer durante las últimas horas, instado por la Unión Europea, que trucó once millones de coches en todo el mundo. La polémica también ha llegado a Asia, concretamente a Corea del Sur, lo que ha destapado los rumores que indican que la compañía automovilística estaría a punto de cesar a Martin Winterkorn de su cargo como director ejecutivo. Sería sustituido por el actual CEO de Porsche, Matthias Mueller, aunque Volkswagen ha salido al paso para negar esta información. El escándalo, por tanto, se extiende. ¿Será el fin del gigante alemán? El tiempo lo dirá, aunque esta situación ha puesto de manifiesto la importancia de cuidar la reputación y la imagen constantemente. Y para hacerlo, por supuesto, sobran las mentiras…