Recientemente analizamos, de la mano de Georgina Gerómino (@minibloggers), uno de los fenómenos que más está creciendo, en Internet, a nivel mundial: las blogueras de moda. Hablamos de esas ‘influencers’ que, en su sector, están adquiriendo una fuerza casi equivalente a la que tienen las protagonistas de este reportaje, las cuales operan en un sector algo más controvertido, por su temática: el sexo. Un concepto que, a pesar de ser natural, está lleno de tabúes, contra los que ellas luchan a diario. De hecho, hasta hace poco, ser bloguera se reducía a: “Ser una chica que probaba juguetes eróticos”. Una definición llama, y corta, si la comparamos con la actual, algo más completa: “Se nos empieza a ver de otra forma bastante más seria, como verdaderas profesionales de la sexualidad, que es lo que somos”.
¿Nace o se hace?
Tener éxito en un terreno tan convulso como el del sexo es complicado. No hay que estar hecho de una pasta especial pero tampoco es apto para cualquiera. Así, aquel (o aquella) que desea embarcarse en esta aventura debe tener claro, como nos comenta Srta. Blume que no se puede empezar: “Sin saber de qué se está hablando”. Por ello, el primero paso es: “Adquirir conocimientos acerca de la materia” tras lo cual “hay tener claro a qué tipo de público quieres llegar para poder trabajar sobre un estilo concreto”. Para aclarar estos hechos, nos ppone el mejor ejemplo, el suyo: “Cuando yo empecé, casualmente estaba terminando el máster de sexología, así que era el momento perfecto. Fue entonces cuando decidí que lo que quería era llegar a un público como yo, de edad similar, ganas de aprender, con miedos e inquietudes”.
Eso sí, como también nos advierte nuestra experta, este aprendizaje no es el único aspecto necesario. De hecho, éste debe estar acompañado de una habilidad, llamémosla, innata, sobre todo a la hora de comunicarse con los seguidores: “Esta claro que nadie nace sabiendo, así que la parte teórica se aprende. Sin embargo, lo que sí creo que “se lleva en la sangre” es la forma de llegar al público y la falta de pudor a la hora de hablar de sexo”. Un desparpajo que se hace latente en cada exposición: “Se nota cuando alguien vive y disfruta lo que cuenta, eso llega más”. Ella tenía ese gancho extra, de ahí que, hoy, tenga un nombre. El mismo que se reconoce gracias a su: “Estilo propio y a llamar la atención dentro de ese estilo”. Cuando hablamos de estos último: “No nos referimos a “hacer el ganso” sino a ser bueno o buena en lo que haces (que no el mejor)”. Y es que: “Si haces lo que hacen todos es complicado destacar”.
¿Se puede vivir de ello o es, simplemente, un ingreso extra?
Si queremos hablar de sexo, como bien sabemos, la variedad de contenidos es amplia. Sin embargo, no todos son de interés general. ¿Cuáles son las que triunfan?: “Depende del bloguero o la bloguera”. En su caso: “Suelo decantarme más por la parte práctica de la sexualidad, aunque a veces esto no es lo que más falta hace”. Esto lleva a nuestra protagonista a hacer un 50/50: “Intento compaginar estos consejos o tutoriales con la bases de la educación sexual, algo súper importante y que nunca debemos olvidar los que nos dedicamos a esto”. Los mismos que, y gracias al trabajo realizado: “Ganan dinero, no te voy a mentir”. Eso sí, estos ingresos: “No dan para vivir”. En el caso de Srta Brume: “Lo veo como un ingreso extra”. Unos emolumentos que, a día de hoy, no son concretos: “No hay unas tarifas estipuladas. Imagino que cada ‘sexblogger’ tiene unas diferentes”.
Sea como fuere, estos ingresos extras proceden, como es normal, de las marcas que apuestan por ellos. ¿El motivo? Influyen en los consumidores y eso las empresas lo valoran y aprovechan. Eso hace que, de un modo u otro: “Se necesiten mutuamente. Cada día me doy más cuenta de ello”. Entre ambos, como bien nos dice nuestra experta: “Nos aportamos fiabilidad y confianza mutua”. Eso sí, y su caso es un fiel reflejo de lo que realmente sucede, las blogueras de sexo no deben trabajar: “Con ninguna marca que realmente no les guste”. En su caso: “Lo vería mal ya que no puedo recomendar algo que yo no usaría o que no me llega a gustar”. Y es que, y seguimos hablando en primera persona: “Empecé en esto porque me gustaba orientar a las personas, no puedo ahora hacer lo contrario y desorientarlas por dinero. “so va en contra de mis principios como sexblogger”.
Al igual que el sector de la moda… ¿La envidia puede corromperlo?
Lejos de este ámbito más económico, importante, el éxito al que las blogueras, a nivel genérico, aspiran genera, como bien vimos en lo referente a moda, problemas de ego y de envidias. ¿Ocurre esto cuando hablamos de sexo? Por lo que nos comenta Srta. Blume la cosa es radicalmente distinta: “No conozco a nadie de este mundillo al que se le haya subido la fama a la cabeza, teniendo en cuenta también que la mayoría de personas del mundo desconoce todavía este papel incipiente en la sociedad”. Ella, y nos habla de su caso de forma concreta, enfoca su trabajo al respecto como una forma de: “Ayudar a la gente”. Además, entiende que: “Es complicado que una filosofía de base humilde termine convirtiéndote en alguien ególatra”.
Por tanto, y con esa pureza que da el ser un sector en crecimiento, y no crecido, el futuro como bloguera de sexo parece esperanzador, tanto para las que ya lo son como las que tienen pretensiones de aportar su experiencia: “Estamos empezando algo muy bonito y espero, algún día, poder mirar atrás en el tiempo y decir: “yo fui partícipe de aquella revolución sexual”.
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