En prnoticias recorremos la historia de la publicidad española por décadas. Comenzamos con los años 60, período que marca un antes y un después en la forma de anunciarse en nuestro país. Supone el comienzo de la profesionalización del marketing y la publicidad pero a un ritmo aún lento, pues los códigos iban por detrás de aquellos de empresas extranjeras (impulsoras del mercado publicitario) y los estudios de mercado y medios brillaban por su ausencia. A continuación exponemos anuncios y hechos relevantes recogidos en ‘Una historia de la publicidad y el consumidor en España, otorgado a los medios el pasado mes de abril; y otros que no aparecen en este libro.
El cambio que se produce en los años 60 dentro de la publicidad, explica Fernando Montañés, autor del libro, viene determinado por la entrada de multinacionales en España, que traían otros códigos publicitarios. Antes de esa fecha había una economía de subsistencia y el 80% de los gastos eran imprescindibles (alimentación suponía el 53,8%). Ya en esa década, había una publicidad ‘políticamente incorrecta y sin ningún control’.
En aquel momento ‘no había competencia’. Ejemplo de esto se observa en que por 1963 el 74% de los automóviles eran Seat y la compañía tenía lista de espera. En sus anuncios, de hecho, se jactaba de ello. Entonces España vivía un desarrollo económico acompañado por la formación de una incipiente clase media que iba accediendo a cada vez más bienes de consumo. En los mercados aumentaba la oferta de productos y servicios y se iba abriendo el abanico de posibilidades para los consumidores.
La apertura económica de la dictadura hacía que viniesen más empresas internacionales y que a las españolas no les quedase otra opción más que adoptar, al igual que éstas, el marketing para competir en las mismas condiciones.
Entre los anuncios con mensaje machista de la época encontramos uno que es además sorprendente, pues el lenguaje utilizado podría recordar a canciones actuales de reguetón. Se trata de una gráfica de Veterano (1967) en el que aparece una pareja. Uno de ellos señala ‘Dame Veterano, dame’ y el otro responde [sic.] ‘Eso te voy a dar!’.
Por la disposición de los elementos en la imagen y por llevar la copa en la mano y estar el hombre ocupado con las riendas deducimos que la respuesta se dirige a la mujer. En cualquier caso, si fuese al revés hablaríamos de otro tipo de sexismo machista. Mención aparte, fuera de este terreno, merecen anuncios tan curiosos como el de 1962 protagonizado por Di Stefano.
Otro anuncio que forma parte de la historia es ‘A mí plín, yo duermo con Picolín’. Con este eslogan se presentaba un anuncio de 1966 del fabricante de colchones aragonés, que se completaba con el claim ‘Pikolín, el famoso colchón de muelles’
https://www.youtube.com/watch?v=4Us_gzCst18{/youtube}</p> <p>
https://www.youtube.com/watch?v=sR-JRAVG4a8
En la década de los sesenta también destacan anuncios como el de las Camisas Dalí (1963) y los de Aspirina realizados por Estudios Moro. Por entonces se estrena el logotipo de Chupa Chups.
Además de lo expuesto en el libro, encontramos que el logotipo que hoy conocemos de Chupa Chups fue diseñado por Salvador Dalí (sí, el mismo que aparece en el anuncio de camisas) en 1968. Por entonces la marca necesitaba un rediseño ante la vista puesta en los mercados exteriores y llegó a un acuerdo monetario con el artista surrealista.
Fue Dalí quien colocó la envolvente en forma de margarita que hoy conocemos y conservó la composición tipográfica ya utilizada. El primer anuncio de la marca etsba formada por el logotipo con el eslogan ‘És rodó i dura molt, Chupa Chups’, que se traduce del catalán como ‘Es redondo y dura mucho, Chupa Chups’. A continuación vemos, por orden, el logo original, el logo creado por Dalí y la versión actual (creada en 1988).
Otra marca que comenzaba a adquirir protagonismo por aquellos tiempos era una cervecera. En 1969 se lanzaba el producto Mahou Cinco Estrella en botellas de tercio no retornables. Luego esta marca se unía con San Miguel y creaba el primer grupo cervecero de capital español.
En cuanto a medios, destaca el hecho de que en los años sesenta la radio era la reina y los anuncios de televisión tenían inicialmente tarifas inferiores a las de otros medios, pero al adjudicarse por subasta sus subidas fueron uno de los catalizadores de los anunciantes para asociarse y defender unidos un sistema de precios y adjudicaciones que consideraban razonables.