El bloqueo de publicidad es sin ninguna duda una de las principales preocupaciones de los anunciantes en los últimos tiempos. Cada vez son más los internautas que utilizan estos bloqueadores para evitar que la publicidad se ‘entrometa’ en su acceso a los contenidos cuando está navegando por la web. El motivo por el que nacen estos bloqueadores parece casi natural: Los anuncios molestan y alguien inventa la forma de quitarlos. Sin embargo, no todo es tan sencillo. ¿Es posible acceder a contenidos gratuitos si no hay publicidad? ¿Por qué los usuarios se han cansado de los anuncios? ¿Quién decide qué publicidad es intrusiva y cuál no lo es? Estas y otras cuestiones han sido analizadas esta tarde por Manuel Caballero, director de Operaciones y Relaciones Públicas en Eyeo (Adblock Plus).
Caballero ha explicado cómo nace AdBlock Plus y cómo se convierte en una empresa. En 2006, ha dicho, deciden que el usuario tiene que tener todo el poder a la hora de controlar su experiencia online y deciden, para ello, crear una aplicación que permite bloquear todos los anuncios que vemos mientras estamos navegando. Unos años después, en 2011, Caballero explica que detectan que están poniendo en peligro los contenidos gratuitos en Internet. Al mismo tiempo, aunque esto no lo haya afirmado así el ponente, encuentran su forma de hacer negocio. AdBlock Plus decide realizar encuestas entre sus usuarios para saber si admitirían que no se bloquearan aquellos anuncios que cumplan unos determinados requisitos que hagan que sean menos molestos. El 76% de los usuarios afirmó que estaría dispuesto a ver esta publicidad. A partir de ahí se crean una serie de parámetros para diferenciar la publicidad ‘buena’ de la ‘mala’. Hasta ahí todo sigue pareciendo que sigue un orden natural, lógico. Pero en este punto, los anunciantes se preguntan, tal y como han cuestionado a Caballero tras su ponencia, quién decide esos requisitos mínimos. Pues bien, los deciden los propios bloqueadores. Si a esto le sumamos que AdBlock Plus, tal y como ha explicado su director de Operaciones y Relaciones Públicas, recibe sus ingresos del cobro del desbloqueo de anuncios que cumplen estos parámetros puede parecer que estos bloqueadores que nacieron para dar poder al usuario, se quedan por el poder y consiguen la cuadratura del círculo. Tampoco es tan simple.
Caballero ha explicado que sólo el 10% de los anunciantes ‘buenos’, es decir, los que hacen publicidad no intrusiva según sus parámetros, pagan por el desbloqueo. El 90% restante es desbloqueado gratuitamente. ¿Quiénes pagan? Las empresas de mayor volumen. Una especie de Robin Hood de la era digital que quita a los ricos para darle a los pobres. Eso sí, a priori se bloquean todos los anuncios. Y tienen que ser los propios anunciantes los que acudan a AdBlock Plus para presentar su publicidad, demostrar que ésta no es intrusiva y pedirles que la desbloqueen. Si cumplen con los criterios establecidos será desbloqueada y con suerte, si no es una empresa muy grande, no tendrá que pagar nada por volver a saltar, eso sí sin molestar demasiado, en las pantallas de los consumidores.
A los anunciantes, claro está, el negocio no les convence demasiado en general. Los bloqueadores han limitado su capacidad de impacto y además si quieren volver a llegar a su público tienen que pedirle permiso al que los ha eliminado.
Mejorar la publicidad bloqueándola
Puede dar la sensación, así contado, de que los bloqueadores nacieron del lado del usuario pero han acabado, de alguna forma, bailando entre dos aguas y marcando también cómo debe ser la estrategia de marketing. Pero, aunque los anunciantes se pongan en pie de guerra por este negocio casi perfecto, que queriendo o no, les ha salido a los bloqueadores, lo cierto es que también tienen que ser conscientes de que algo no han hecho bien para que los usuarios hayan pedido que les quiten de la vista esa publicidad que invade sus pantallas y les impiden acceder a los contenidos. El bloqueo de anuncios logra, de algún modo, que los anunciantes tengna que ‘estrujarse’ más y mejoren la calidad de su publicidad.
Caballero asegura que en ningún caso están en contra de los anunciantes e insiste en que quieren que los contenidos en internet continúen siendo de acceso gratuito. ‘Buscamos un camino en mitad de las redes de anunciantes y los usuarios’, asegura. Además, también afirma que son conscientes de que el hecho de que los requisitos que delimitan si un anuncio es o no intrusivo los hayan hecho los propios bloqueadores produce reticencias. Por eso están creando una comisión independiente en la que habrá editores, publicistas, empresas sin ánimo de lucro… para que desde el consenso decidan si un anuncio tiene que ser o no bloqueado.
En mitad de este panorama, la sensación es que está todo por decidir. El usuario no quiere que la publicidad sea incómoda, el anunciante quiere llegar a sus consumidores y los bloqueadores tienen un papel más importante del que pueda parecer para que no se rompa el equilibrio que permite que podamos navegar sin tener que pagar. Al fin y al cabo resulta complicado imaginar un mundo sin publicidad.