A modo de parodia de la industria, el anuncio empieza evocando la típica atmósfera delicada y francesa, inspirada en Versalles, que se observa en muchos de ellos. Una velada sofisticada con una chica guapa, vestida de forma elegante, bajo lámparas de araña llenas de cristales. Hasta aquí podría ser cualquier marca de perfume.
En el típico anuncio de este tipo, la chica adopta una actitud melancólica, seductora o pasiva, con una música elegante. Si el spot muestra las dos fragancias para el público femenino y masculino a la vez, suelen relatar una historia de amor y pasión. Cuando se trata de un anuncio de perfume masculino exclusivamente está lleno de acción, como si de un tráiler de una película de aventuras se tratase.
Para acabar con esta rancia, rídicula y aburrida imagen de la industria, los diseñadores contemporáneos Carol Lim y Humberto Leon han creado una representación femenina que se aleja de la melancolía y el pasivismo. Una chica que se mueve de forma frenética, que huye de esas galas de etiqueta y pone los ojos en blanco. Le oprime la aburrida atmósfera sofisticada y no se esfuerza en dar una imagen contenida y elegante de sí misma, sino todo lo contrario.
Al margen de las agencias creativas, y con la canción de “Mi cerebro mutante”, muestran en cuatro minutos de danza expresionista y libre a la “chica Kenzo” una mujer que vive en la actualidad y en el momento presente, dejando la nostalgia a un lado. Le gusta el movimiento y la velocidad, así como la manera en la que todo cambia y choca a tiempo real. “Ella nunca es indiferente y siempre es entusiasta, por ello destaca entre la muchedumbre”. El anuncio busca crear una reacción de sorpresa en el espectador y ha contado con la mismo coreógrafo que el videoclip contemporáneo de Sia “chandelier”, Ryan Heffington.
Esa es la lección que desde la marca Kenzo dan a los publicistas encorsetados que han trabajado para el sector y el cambio de mentalidad que quieren liderar. El frasco aparece al final del anuncio y está inspirado en los diseñados por Dalí, que reproducían una nariz y una boca, pero en esta ocasión es un ojo lo que vemos. Bajo estas líneas comparación del frasco diseñado en su momento por Dalí y el de Kenzo world.
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