El responsable del departamento de influencers de la agencia Edelman, Philip Trippenbach, señaló la semana pasada durante un evento del medio PRWeek que nunca había tenido pruebas de que el marketing de productos tuviera un buen retorno en las campañas lanzadas con influencers, una táctica muy popular en la plataforma Instagram, entre otras; sin embargo, sí recomendó el uso de estas personas como embajadores de marca.
De esta forma, Trippenbach reconocía que “nunca recomendaría a una marca contratar a un influencer para decir ‘este producto es bueno – compra este producto’, pero sí recomendaría que dijese ‘esta marca es buena, comprueba lo que me ha permitido hacer’”. Así, puso el ejemplo de la campaña #PoletoPole de Paypal, en la que enviaban turistas a distintas partes del mundo para mostrar a los consumidores que era posible cubrir todos los gastos de un viaje sin usar dinero en metálico; según Trippenbach, la campaña fue efectiva porque no se centraba en mostrar el producto sino en lo que la marca permitía llegar a hacer.
Además, quiso hacer hincapié en que un influencer con millones de seguidores no se asemeja a un canal de televisión con millones de espectadores sino que “es una persona con millones de relaciones”; según Trippenbach, estas conexiones hay que fortalecerlas y no debilitarlas mediante el envío de mensajes publicitarios inútiles. Por último, hizo referencia a los seguidores falsos, uno de los retos que actualmente tiene ante sí el marketing de influencers. Así, Trippenbach cree que el alcance orgánico de un influencer “básicamente no tiene ningún sentido” porque podría estar manipulado por la adquisición fraudulenta de seguidores; también reconoció que alguna vez ha aconsejado a sus clientes no utilizar este formato de publicidad porque no es tan efectiva como los anuncios en las redes sociales, dirigidos a un público determinado y que consideró “sustancialmente” más baratos.
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