Youtube salvó la vida de Lindsay Stirling. También lo hizo su viejo violín. Ambos la han convertido en un fenómeno viral a sus 29 años, edad a la que cuenta con más de 7 millones de suscriptores en su canal. ¿Cómo ha sido posible? Gracias a sus sesiones, en las que dicho este instrumento de cuerda defenestrado por muchos, es el protagonista. De hecho, la conocer en todo el mundo. Ha llegado, incluso, a grabar discos. Pero lo que más llama la atención es el dinero que se embolsa cada año. ¿El último? 6 millones de dólares. Sin embargo, esta vida de éxito y ganancias millonarias, no siempre ha sido real. De hecho, la vida ha puesto muchos y variados obstáculos a esta joven nacida en Arizona, los cuales ha sorteado como ha podido hasta convertirse en lo que es hoy.
Una vida marcada por la anorexia
Esta estrella de Youtube, no lo era cuando fue presa de anorexia. Una enfermedad que desnuda en su libro The Only Pirate at the Party, y que llegó a su vida a la tierna edad de 20 años. ¿Los efectos?: “Me encontraba triste casi a diario. Mi madre me lo advirtió pero yo no le hice caso. Me decía que tenía un problema, pero nada. Yo trataba de actuar como si no fuese así, pero en el fondo era infeliz, no me gustaba mi vida y eso acabó afectándome mucho. Hasta dejé de comer y todo”. Estas declaraciones las vertió al Desert News hace pocas fechas. 3 años después de esto, con 23, aceptó lo que le pasaba y fue a terapia. En ella cayó en la cuenta de que no estaba sóla, lo que le dio fuerzas para comenzar una dura batalla que pudo ganar, por los pelos. De hecho, contradice a lo que muchos piensan: “Se dice que es una enfermedad que dura toda la vida. Yo te digo que la he vencido para siempre”.
Youtube… ¡Como forma de vida!
Youtube le salvó la vida, y por ello le dedica todo su tiempo. Sube decenas de videos a su canal, el cual, como decíamos, tiene un éxito arrollador. Su violín es ya famoso, sobre todo por las mezclas que realiza con estilos musicales más actuales como el dubstep o el rap. Esto le ha llevado, como decíamos a publicar dos discos y, sobre todo, a realizar conciertos alrededor del mundo. Es, por tanto, un caso que llama mucho la atención y que demuestra que, si se quiere, se puede. Aquí os queda el ejemplo:
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