Los profesionales que conforman Prisa Gestión de Servicios (PGS) respiran más tranquilos desde este jueves. La empresa ha decidido retirar el ERE que afectaba a 80 de sus trabajadores, lo que suponía liquidar de un plumazo al 30% de una plantilla que el pasado año recibió un importante trasvase de profesionales procedentes de otras empresas del Grupo y principalmente de la Cadena SER. El anuncio del ERE causó un amplio revuelvo en el seno de Prisa ante el temor de que comenzase una nueva oleada de despidos en el gigante que todavía preside Juan Luis Cebrián.
Para sorpresa de los sindicatos y de la propia plantilla PGS ha reculado en su decisión inicial de acometer un ERE que afectaba a 60 trabajadores por despido y 20 por movilidad geográfica. Los representantes de los trabajadores se han mostrado satisfechos con la decisión y han reiterado su posición inicial de rechazo frontal a unos despidos que consideraban imposibles de justificar por parte de la empresa.
De hecho, los representantes de los trabajadores de Prisa Gestión de Servicios apuntan en un comunicado que la compañía no ha podido acreditar de forma objetiva los criterios en los que se ha basado el despido colectivo y la movilidad geográfica. La retirada del ERE anunciada por Prisa ha sorprendido a los miembros de la Mesa Negociadora, que de todas formas alertan sobre la posibilidad de que se anuncien nuevas medidas similares en el corto plazo.
No obstante, la retirada del ERE ha supuesto un soplo de aire fresco para los trabajadores de Prisa Gestión de Servicios. Recordemos que esta empresa ha adquirido relevancia en el último año tras el trasvase de trabajadores que recibió procedentes principalmente de la Cadena SER. Aunque el grueso de profesionales procedían de Prisa Radio, también se incluían nombres de otros negocios del Grupo como El País o AS.
En todos los casos se trata de profesionales que no formaban parte de la redacción de estos medios, sino que se encontraban en otros departamentos que no estaban estrictamente relacionados con el periodismo. El movimiento fue entendido desde el primer momento por los sindicatos como una ‘artimaña’ legal de la empresa para aligerar las plantillas y, por tanto, los gastos de sus principales medios. Además, abría la puerta a la posibilidad de poder realizar despidos como el ERE finalmente retirado.
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