En los últimos tiempos, la radio ha salido de los transistores para inundar todo tipo de plataformas. La forma de consumir contenidos radiofónicos ha cambiado radicalmente y las posibilidades se han multiplicado para el oyente, que ahora puede elegir el momento y el lugar en el que quiere escuchar su programa favorito (o una parte del mismo).
Pero este avance, que ha facilitado el acceso a la radio, no se ha visto traducido en un mayor consumo por parte de la población. Tal y como señala el informe de la AIMC Marco general de los medios en España 2019, los españoles escucharon de media 99 minutos de radio en 2018, lo que supone el peor dato desde 2001 y uno de los registros más bajos de las tres últimas décadas. Con respecto al año anterior, cuando el registro alcanzó los 103 minutos, el consumo radiofónico desciende un 4%.
Esta caída se refleja especialmente en la radio generalista, que promedió 45 minutos en 2018. Pese a que su bajada es de tan solo un minuto con respecto al año anterior, la radio generalista anota su registro más bajo desde que se tienen datos, alejándose de la barrera de los 50 minutos, la cual conseguía superar de forma holgada durante la década pasada. Tampoco le va mucho mejor a la radio temática, cuyo consumo también descendió en 2018 hasta situarse en 51 minutos de media. En su caso, la caída es aún más severa, ya que la radio temática perdió un 5% y cayó a números de 2008, marcando su peor dato de la última década.
En los últimos 17 años, el consumo radiofónico siempre se había mantenido por encima de los 100 minutos de media, llegando a alcanzar 118 minutos en 2003. Curiosamente, la tendencia al alza que experimentó la radio en la última década tocó techo en 2012, cuando todos los registros mostraban un estado de forma envidiable. Pero, ¿cuál es la razón por la que, desde ese año, la radio se ha visto envuelta en una espiral negativa que no ha conseguido frenar?
La explicación más plausible reside en que la tardía y lenta adaptación de las emisoras tradicionales a los nuevos tiempos ha alejado a los oyentes de la radio. Este hecho se hace más evidente entre el público joven, que ha perdido la rutina de escuchar la radio ante las diversas y atractivas posibilidades que tiene ante sí, especialmente en el terreno musical, por lo que el gran reto de la radio para la próxima década será recuperar a esas nuevas generaciones.
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