Alcanzar la remisión de los episodios de depresión y minimizar los efectos adversos asociados al tratamiento farmacológico, tales como la disfunción sexual y el incremento de peso, siguen representando grandes retos en el tratamiento actual de esta enfermedad. Esto tiene que ver con que el cerebro sigue siendo un órgano tan apasionante como desconocido. Su complejidad es la responsable de que muchas investigaciones no hayan proporcionado los frutos deseados y de que durante años se le haya dado poca importancia a aspectos que a posteriori han resultados determinantes en esta enfermedad multidimensional. Sin embargo, parte de la culpa tiene que ver con que la depresión no ha sido tratada ni equiparada en investigación y asistencia al resto de enfermedades conocidas.
Así lo denuncian los especialistas en Psiquiatría reunidos en el XIV Seminario Lundbeck ‘La letra pequeña de la depresión’. Ellos urgen tanto a las autoridades como a sus propios compañeros a que tomen medidas al respecto. Miquel Roca, doctor en la Unidad de Psiquiatría del Hospital Juan March, recomienda cambios legislativos y políticas de protección para estos enfermos en los diferentes ámbitos en los que se desenvuelven, especialmente el ámbito laboral. ‘Con la depresión se reduce sustancialmente la capacidad de la persona de trabajar de manera efectiva’, asegura. El experto detalla que los síntomas cognitivos tienen un elevado impacto en el entorno laboral al ser causa de absentismo y de pérdida de productividad. Según la European Depression Association, uno de cada 10 trabajadores europeos ha estado de baja por depresión durante un promedio de 36 días por episodio depresivo; lo que supone 21.000 días de trabajo perdido en este grupo de población.
El experto también señala la importancia de que los medios de Comunicación no silencien los suicidios que se producen por no superar un estado de ánimo depresivo. ‘Si los periodistas se hicieran eco de los suicidios evitando el morbo y el sensacionalismo, ayudarían a fomentar la prevención, a acabar con el infradiagnóstico y con la falta de adherencia a los tratamientos y, sobre todo, a disminuir el porcentaje de recaída’, afirma. Y es que, en la depresión existen síntomas residuales, es decir, aquellos que permanecen tras la mejoría y que siguen limitando la actividad habitual del paciente. Guillermo Lahera, profesor de Psiquiatría y Psicología Médica en la Universidad de Alcalá, comenta que ‘un 50% de las depresiones tratadas no alcanza la remisión total’.
El papel de los medios de Comunicación también es clave para acabar con los mitos que rodean esta enfermedad. Uno de los más extendidos es la idea de que la depresión es sólo mental. Mediante la promoción de la misma, se pasan por alto otras señales emocionales, cognitivas o físicas que también llevan a diagnosticar esta grave condición. ‘La depresión es multidimensional. Hay una dimensión del estado del ánimo, pero también se puede dar trastorno del sueño, fatiga, problemas de concentración. A veces, esto es da más información al médico que el propio ánimo deprimido’, señala el psiquiatra Guillermo Lahera.
La existencia de estos prejuicios sociales y la falta de campañas de concienciación dificultan la identificación de la depresión ‘provocando un infradiagnóstico que ronda el 50%’, lamenta Manuel Bousoño, profesor titular de Psiquiatría del Departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo. El doctor denuncia que ‘existen muchas campañas sobre los perjuicios de los antidepresivos en las que se alaban las ventajas de la psicoterapia y se desprecia la farmacoterapia’; sin embargo, no hay campañas sobre la prevención de la depresión.
‘No hay vacuna para la depresión, por lo que nuestra arma más poderosa es la prevención’, apunta el doctor Bousoño. Y es que, aunque entre las principales causas de la depresión podemos encontrar factores genéticos, también los hay ambientales que son evitables: consumo de alcohol, abuso de drogas, casos de escasas o nulas relaciones interpersonales, etc’. Tener pensamientos positivos, cuidar la salud física, expresar las emociones o algo tan sencillo como mantener un calendario diario uniforme puede ayudar a evitar alteraciones en nuestro estado mental.