Mariano Rajoy está preocupado, muy preocupado. Sus mayores temores se confirmaron en las elecciones catalanas del pasado fin de semana donde el Partido Popular no sólo se convirtió en una fuerza residual sino que perdió estrepitosamente su posición natural como oposición contra el independentismo y el nacionalismo. Ciudadanos les robó la cartera lo que tiene muy alterados a todos los asesores de la planta noble de Moncloa. Todos coindicen en que si se repiten los mismos patrones de estas elecciones Rajoy tendría muy difícil ganar las Generales de diciembre.
Lo hemos venido contando en prnoticias: Rajoy quiere máxima visibilidad en las televisiones porque de lo contrario está condenado a fracasar en diciembre. Como nunca había pasado en toda su legislatura ha aparecido en dos televisiones distintas en menos de un mes, a lo que además debemos sumar dos entrevistas en Radio. El Presidente de Gobierno está haciendo todo lo posible por explicar su legado, pero sigue sin tener la bendición de las televisiones.
Atresmedia (principalmente con la Sexta) y Mediaset (de la mano de Cuatro) se han convertido en estas elecciones catalanas en el azote del Gobierno. Los programas que han precedido esta cita, la cobertura al minuto y los espacios de análisis posteriores se han encargado de sepultar cualquier esperanza de Rajoy respecto de su actual relación con las teles.
Es verdad que la Sexta ha relajado algo los ataques, en especial en el programa del Gran Wyoming, pero ‘Al Rojo Vivo’ y ‘El Objetivo’ no han parado de dar caña al Gobierno en estos últimos meses, lo que en palabras de Moncloa, ha sido uno de los principales responsable del naufragio catalán y del crecimiento de Ciudadanos, un partido probablemente con la misma hoja de ruta del PP, pero que sí cuenta con la bendición de las teles, las que diariamente elevan a sus amables portavoces a la categoría de alternativa de Gobierno.
Rajoy necesita a las televisiones porque el control de la prensa no basta. Los millones de votos los entregan los millones de telespectadores no los miles de lectores de prensa diaria. En una sociedad hipermediatizada el valor de un portavoz en televisión multiplica el mensaje hasta el infinito, algo contra lo que los viejos diarios no pueden competir.
Pero las teles no ceden. Quieren un pacto formal que les asegure al menos una licencia en el nuevo reparto de TDT, que la publicidad no vuelva a TVE en la próxima legislatura y que no se vuelva a tocar el marco legal audiovisual para que tanto Atresmedia y Mediaset puedan elaborar proyectos a largo plazo y así rentabilizar el buen panorama publicitario que se viene consolidando desde hace algunos meses.
Las teles están dispuestas a negociar y bajar de inmediato el tono contra el PP, pero quieren hechos concretos y no promesas vagas como en ocasiones anteriores con este mismo Gobierno. Por su parte, Rajoy quiere cerrar el pacto cuanto antes por lo que las próximas semanas pueden ser frenéticas. Y el primer obsequio de Moncloa a las dos grandes privadas puede llegar a mediados de octubre cuando se conceda el nuevo reparto de TDT ¿Será capaz Moncloa de darles hasta dos cadenas a cada uno? Es descabellado, pero no sabemos hasta dónde está dispuesto a transar el Presidente para asegurarse la pax televisiva.
